Condenado un juez en EE UU por hacer fotos sexuales a jóvenes a los que absolvía
NICOLÁS ALONSO 23 FEB 2018 |
Joseph Boeckmann no hacía justicia. Durante siete años, el magistrado de Arkansas convirtió en víctimas de su perversidad a decenas de jóvenes que pasaron por su sala del juzgado imputados por delitos menores.
El patrón era siempre el mismo: el juez perdonaba los cargos de los culpables a cambio de que realizaran la labor de “servicio a la comunidad”. Boeckmann les daba su número de teléfono personal y les decía que llamaran para acordar un horario. Cuando acudían, el magistrado les obligaba a posar desnudos y con ropa en distintas posturas sexuales mientras les fotografiaba. Ahora, la justicia castigará a Boeckmann con 50.000 dólares de multa y cinco años de cárcel.
Boeckmann desarrolló su trama entre 2009 y 2015. La fiscalía le describió como “un depredador que utilizaba su posición como juez para acceder a jóvenes hombres vulnerables para satisfacer sus propios deseos sexuales”. Richard Milliman, una de las víctimas, testificó esta semana que Boeckmann, de 71 años, le hizo fotos desde atrás mientras le hacía agacharse a recoger latas de aluminio como parte del voluntariado. El perverso juez llegó a ofrecerle 300 dólares si posaba como la escultura de David, por Michelangelo. A otro joven le pidió que se bajara los pantalones en medio de un descampado.
El recuento de las autoridades apunta a que Boeckmann absolvió 66 casos relacionados a hombres entre la edad de 15 y 35 años a cambio de que realizaran el “servicio a la comunidad”. Se desconoce el número total de víctimas, pero podrían superar el centenar, según el testimonio del fiscal. En su casa, la policía encontró al menos 46 fotografías de los jóvenes y miles de archivos digitales con más retratos sexuales de sus víctimas.
Una vez comenzaron las investigaciones, Boeckmann sobornó a uno de los testigos para que ocultara sus actos a las autoridades y retractara la versión real de los hechos que había proporcionado a los inspectores. En un comunicado, el Departamento de Justicia afirmó además que la trama del magistrado ha supuesto importantes pérdidas económicas para autoridades federales, estatales y municipales ya que todas sus víctimas se libraron de importantes multas.
El abogado de Boeckmann pidió prisión domiciliaria para su cliente, al que llamó un hombre “viejo, roto y enfermo”. Pero el patrón que siguió el juez durante sus años de acoso aunado al intento de ocultar su trama hicieron que la jueza Baker le impusiera cinco años de cárcel en vez de los tres que pedía la fiscalía. “Actuó de manera corrupta mientras era juez. Cuando tenía su espalda contra la pared, obstrujo la justicia”, explicó la magistrada.