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Bolivia, un pequeño peón en el tablero geopolítico mundial

Javo Ferreira, La Izquierda Diario 5/9/2021. El 12 de febrero, ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Bolivia pidió que quede en actas su no adhesión a la condena al golpe de Estado en Myanmar, alineándose así con Rusia, China y Venezuela.

Foto: Rogelio Mayta, canciller boliviano (resumen latinoamericano)

El 1 de febrero el ejército de Myanmar (ex Birmania) llevó adelante un sangriento golpe de Estado avalado fundamentalmente por el Gobierno de China que tiene importantes inversiones e intereses en el país asiático. A la fecha, el ejército ya se ha cobrado más de 700 víctimas de la resistencia al golpismo, lo que amenaza desembocar, nuevamente, en una guerra civil de impredecibles consecuencias. Las libertades y derechos democráticos han sido eliminados o recortados a la medida de las necesidades de la junta militar gobernante.

En un primero momento, el 2 de febrero, el Gobierno boliviano, a través de su canciller, Rogelio Mayta, condenó el golpe de Estado y la violencia ejercida por las FF.AA exigiendo la restauración de las libertades y derechos democráticos conculcados así como la liberación de los detenidos en esas jornadas. Pero esta posición cambió drásticamente unos días después.

El 12 de febrero la comisión de derechos humanos de las ONU, constituida por 47 países miembros, entre ellos Bolivia, emitió la resolución 29S-1 condenado el golpe de Estado y solicitando la liberación de cientos de detenidos entre ellos la ganadora de las elecciones y premio nobel de la paz Daw Aung San Suu Kyi. Sin embargo, el Gobierno boliviano, modificando su posición inicial contra el golpismo, solicitó a Ginebra el retiro de la firma del Estado Plurinacional de Bolivia de la condena al golpe planteando en palabras de Mariana Narváez, que “Bolivia considera que este es un tema interno y que se debe respetar la soberanía de los Estados, por lo que se desasocia del consenso sobre la resolución adoptada y pide que esta des-asociación quede en actas”. De esta manera el soberano Estado Plurinacional de Bolivia se alineaba con China, Rusia, Filipinas y Venezuela que adoptaron la misma actitud.

La resolución en cuestión, no implicaba la posibilidad de alguna intervención por parte del Consejo de Seguridad de la ONU -cuestión que debía ser rechazada si de eso se tratara- ya que tanto Rusia como China tienen poder de veto en ese organismo y tienen fundamentalmente un alcance declarativo. El cambio de posición de cancillería, primero denunciando el golpe y posteriormente desdiciéndose para apoyar el posicionamiento chino ha puesto en cuestión no solo las convicciones democráticas de los representantes del MAS sino también el carácter dependiente y subordinado de la política exterior boliviana al servicio de diversas potencias mundiales en sus disputas por una mayor influencia geopolítica en el ámbito mundial.

El lamentable cambio de posición del gobierno de Luis Arce Catacora con respecto al criminal golpe de Estado en la ex Birmania, avalando con la misma, la represión y los asesinatos que de manera masiva se vienen produciendo en diversas ciudades del país asiático, pone al Estado Plurinacional de Bolivia como un mero peón en el gran tablero donde las diversas potencias mundiales se disputan espacios de influencia geopolítica. De hecho, en gran medida el golpe de Estado de noviembre del 2019 que vivió Bolivia, en gran parte fue el resultado de esa disputa entre un imperialismo norteamericano cada vez más decadente y en retroceso ante los capitales chinos que pretenden lograr un mayor protagonismo en la región.

Sin comprender estas disputas en el ámbito regional se hace difícil explicar el papel de la OEA y de diversas potencias “occidentales” durante aquellas jornadas, y el papel de la oposición de derecha al MAS que se prestó de manera militante para afirmar los intereses norteamericanos en el país. La derrota de los golpistas luego de la gran rebelión de agosto y el resultado de las elecciones del 18 de octubre del 2020, impidieron que ese rumbo se completara. El Gobierno de Arce pretende aprovechar las disputas geopolíticas recostándose en la colaboración y coqueteo con China y así contrapesar la presión norteamericana y para ello no duda en poner al Estado Plurinacional de Bolivia como un peón más de la política exterior de Pequín. Reproducen de manera inversa lo que hicieron los golpistas en Bolivia durante el golpe. Parecieran creer que mirar para otro lado ante el sangriento golpe en Myanmar no les va a causar grandes costos políticos por estar, este país, suficientemente “lejos”.

Esta postura del gobierno del MAS, tiene un carácter totalmente reaccionario, opuesta a los intereses de la lucha de los trabajadores y las trabajadoras. Esta apuesta pro burguesa y capitalista le permite dar la espalda a las huelgas heroicas de resistencia al golpe de Estado como del sector bancario, puertos, comercio y las fábricas textiles. El MAS le da la espalda a la resistencia heroica de la juventud y de las mujeres y trabajadoras textiles así como a la de los grupos étnicos armados que se han unido a la resistencia y algunas fracciones políticas que están radicalizando sus métodos de lucha, y que pueden avanzar al desarrollo de los métodos de la huelga y la autodefensa, con una total independencia política tanto de las potencias imperialistas como de la política conciliadora de la Liga Nacional por la Democracia – LND.

Desde la Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LOR-CI), que impulsa La Izquierda Diario en Bolivia, llamamos a la juventud, a las y los trabajadores, y a todos aquellos que sus convicciones democráticas no son negociables a denunciar y a solidarizarse con la lucha de los trabajadores y el pueblo de Myanmar contra la dictadura militar.