General

Un año de coalición feminista sin avances legislativos en igualdad

Irene Montero se fijó una amplia agenda al llegar al Gobierno pero la pandemia y las reiteradas y en ocasiones insalvables diferencias entre PSOE y Unidas Podemos han entorpecido los ambiciosos planes del Ministerio de Igualdad.

Irene Montero
La ministra de Igualdad, Irene Montero, y el ministro de Consumo, Alberto Garzón, en una imagen reciente. — Mariscal / EFE

Nada más llegar al poder, el Gobierno de coalición aseguró que el feminismo sería uno de los pilares de su mandato, pero la pandemia y las reiteradas y en ocasiones insalvables diferencias entre PSOE y Unidas Podemos han entorpecido los ambiciosos planes legislativos del Ministerio de Igualdad, que aún no ha conseguido aprobar ninguna de sus leyes estrella.

La ministra Irene Montero se fijó una amplia agenda que incluía desde modificar el Código Penal, para acabar con la distinción entre abuso y violación y exigir el consentimiento expreso en la tipificación de los delitos sexuales, hasta erradicar la trata con fines de explotación sexual, reformar la ley del aborto o acabar con las agencias que ofrecen vientres de alquiler.

También impulsar una ley trans y otra contra la discriminación del colectivo LGTBI.

Sin embargo, algo más de un año después de la formación del Gobierno, en el segundo 8M de Montero como ministra, el saldo de los avances legislativos feministas flaquea.

El tortuoso camino de la ley de sólo sí es sí

Un año después de su aprobación en el Consejo de Ministros, al anteproyecto de ley de garantía integral de la libertad sexual, conocida como la ley del “solo sí es sí”, aún le queda un largo camino hasta su aprobación.

Tras el caso de la violación grupal de La Manada, el feminismo salió a las calles a exigir una mayor lucha contra la violencia sexual, un grito que recogieron casi todos los partidos del arco parlamentario, incluido el PP.

Pero el anteproyecto de ley ha estado rodeado de polémica desde que el Ministerio de Igualdad comenzó a gestarlo y ha sufrido varios traspiés.

Ya antes de llegar al Consejo de Ministros, el 3 de marzo de 2020, se hicieron públicos los choques de los ministerios de Justicia e Igualdad y meses después el anteproyecto fue de nuevo modificado y ampliado -sobre todo para perseguir el proxenetismo-, con lo que se tardó en enviarlo a los órganos consultivos.

Si bien el Consejo Fiscal avalaba el texto con algunas sugerencias de mejora, el Consejo General del Poder Judicial se mostraba la pasada semana contrario a los puntos claves de la norma y lo hacía con una contundente unanimidad.

Por el momento, desde Igualdad no precisan si se incluirán cambios para atender las recomendaciones del CGPJ. Montero ha asegurado que “será ley”, aunque ha visto frustrados sus planes de aprobar el proyecto en el Consejo de MInistros cerca del 8 de marzo para que inicie su tramitación parlamentaria.

Máximo disenso en torno a la ley trans
Tras el proyecto estrella de la ley del “solo sí es sí”, gran parte de los esfuerzos del Ministerio de Igualdad se han invertido en la elaboración de los borradores de las leyes trans y de igualdad LGTBI.

El texto de la primera, que incluye la despatologización de la transexualidad y la autodeterminación de género desde los 16 años –el cambio de sexo registral sin necesidad de informe médico ni tratamiento previo– ha desatado un nuevo desencuentro entre PSOE y Unidas Podemos, en concreto entre el equipo de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y el de la ministra Montero.

La titular de Igualdad quería que el Consejo de Ministros aprobara los anteproyectos en la primera quincena de febrero, pero las reservas de Calvo en torno a la “seguridad jurídica” del texto y la autodeterminación del género han hecho encallar las negociaciones en el seno del gabinete. A su vez, que el PSOE haya registrado en soledad una ley de igualdad de trato ha enrarecido aún más el ambiente.

Más allá de la calidad normativa, existen diferencias en la concepción que ambas tienen del feminismo: Calvo considera que el sujeto político de la lucha es la mujer y su único objetivo, acabar con la desigualdad y la violencia, y Montero aboga por una corriente más inclusiva que luche también contra la discriminación LGTBI o el racismo.

Estas diferencias han calado también en el movimiento feminista, en el que se han visto posturas abiertamente enfrentadas, ya que diversos colectivos alertan de que la ley trans supondría negar la existencia del sexo biológico y, con ello, la de las desigualdades que sufren las mujeres por el hecho de serlo.

Una pandemia que ha golpeado más a las mujeres
No solo las discrepancias con el ala socialista del Gobierno han ensombrecido el primer año de mandato de Montero, la pandemia de coronavirus frenó la actividad parlamentaria y el confinamiento y la crisis socioeconómica han golpeado de forma más cruenta a las mujeres en el ámbito laboral y de la conciliación y ha recrudecido las violencias machistas.

El confinamiento domiciliario obligó al Ministerio a trazar un plan de contingencia urgente para declarar esenciales los servicios de atención y protección de las víctimas de violencia de género y de trata con fines de explotación sexual.

En este tiempo, el Ministerio de Montero ha colaborado con el Ministerio de Trabajo para impulsar los planes de igualdad de las empresas y la transparencia retributiva y ha avanzado su intención de emplear parte de los fondos europeos para ampliar la asistencia integral a las víctimas de todos los tipos de violencias machistas y fomentar la conciliación familiar, a través del Plan Corresponsables.

Sin embargo, en más de una ocasión, Montero ha reconocido que el Gobierno tiene un “debe” y se ha quedado corto con las mujeres durante la gestión de la pandemia, especialmente por no haber facilitado la conciliación.