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Conmoción interior A propósito del vil asesinato de Campo Elías Galindo

Rubén Darío Zapata 12/10/2020

Hace apenas una semana Campo Elías todavía estaba vivo (Esta nota se escribe el 4 de octubre). Habíamos estado en contacto con él para que escribiera una nota en esta edición referente al escándalo de Hidroituango y su pleito con EPM en el que hay enredados más de nueve billones de pesos. 


Campo Elías era el hombre indicado para este tipo de trabajo, por su dedicación, su rigor investigativo y su sobriedad académica. De hecho, hacía pocos días había publicado en su blog uno de los textos más reveladores sobre la historia reciente de EPM, el preciado patrimonio de los antioqueños que desde hace años controla a su antojo El Grupo Empresarial Antioqueño- GEA quien, junto con el uribismo, pone y quita alcaldes en Medellín. En dicho artículo, Campo Elías dejaba al descubierto las relaciones espurias entre el sector público y el sector privado, que habían convertido a EPM en una empresa de bolsillo del GEA.

A principios de semana lo buscamos para indagar por los avances en el artículo solicitado y para revisar los últimos detalles. Pero no contestaba el teléfono y nadie de sus cercanos nos daba razón de él. El jueves 1 de octubre, su hija, preocupada ya por la falta de repuesta de su padre, fue a buscarlo en el apartamento y lo encontró tendido en el piso, en medio de un charco de sangre seco ya; su cuerpo había sido cosido a puñaladas y tenía señales de tortura.
La noticia de su muerte nos golpeó a mansalva.