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Colombia: candidaturas, batalla de ideas y movimiento social

Oto Higuita 18/05/2020
Algunos influyentes y gente alternativa, demócratas o de izquierda, muy posicionados en las redes sociales como el Twitter y otras, han venido promoviendo, más que debatiendo, la viabilidad de candidatos alternativos para las próximas elecciones presidenciales (2022-2026), cuando a lo mejor de lo que se trata es de más batalla de ideas y construcción de movimiento ciudadano.

Si algo es importante y válido ante la crisis de legitimidad del régimen, es la lucha colectiva para poner fin a este tipo neoliberal de gobierno; la lucha por enfrentar a quienes vienen gobernando y violando los principios fundantes que establece la Constitución, en alianza con sectores narcos, paracos y reaccionarios, como es el caso de la presidencia de Iván Duque, un mandatario ilegítimo por el fraude electoral con el cual usurpó el cargo de presidente.
Que ha gobernado contra los acuerdos de paz y los ha llevado al fracaso (como acaba de decirlo claramente Pepe Mujica en su intervención reciente en la reunión virtual del V encuentro del Grupo de Puebla) cumpliendo su rol de monigote de la extrema derecha que, además, permite el exterminio sistemático de líderes sociales y firmantes del acuerdo de paz, un completo retroceso histórico.
El último nombre que ha sido propuesto como candidato a la presidencia es el conocido comentarista, analista de radio y canales alternativos, Gilberto Tobón Sanín. Quien, en su twitter, se presenta así: “Presidente del movimiento ciudadano La Segunda Independencia. Profesor titular UNALOficial, abogado, escritor, filósofo y ciudadano indignado.” Sin duda, un profesional y analista en todo el sentido de la palabra. 
Ha sido propuesto entre otros por Daniel Mendoza Leal, @elquelosdelata, quien se describe en el Twitter como “Periodista, escritor, criminólogo. Libertario y demócrata. Espacio de opinión. EDITORIAL PLANETA-Fundador de LA NUEVA PRENSA”.
Daniel Mendoza es reconocido por que su la valentía y entereza, como la de miles de colombianos y colombianas en varias generaciones, de enfrentarse desde hace algún tiempo a Álvaro Uribe el #Matarife. Recientemente escribió en su Twitter: “El doctor @tobonsanin siempre será una opción a tener cuenta. Intachable. Humano. Inteligente y formado para ser un líder social justo y coherente.”
Es además muy respetado en las redes porque viene promoviendo un trabajo periodístico e investigativo sobre Alvaro Uribe, #Matarife, que le ha valido ataques y amenazas de todo tipo desde las voces de la extrema derecha y amenazas de muerte de las “Águilas negras”.
Otro reconocido influyente de medios, actor de TV y maestro en arte dramático, Julián Román, @JulianRoman, también ha anunciado que votaría por Gilberto Tobón Sanín. Este es su trino: “Yo solo les digo que si algún día @tobonsanin decide representarnos. Aquí ya tiene su primer voto. Mi admiración y respeto para él.”
Se abre así una interesante discusión que tiene que ver con dos asuntos importantes: uno, es el papel que las redes sociales están cumpliendo en el debate de ideas, condición fundamental para derrotar el discurso de la muerte y la guerra que ha gobernado a Colombia por décadas.
El otro, es el papel del movimiento ciudadano, consciente y politizado del que se ha venido hablando, como la otra condición fundamental para disputar espacios de poder gubernamental, por un lado; pero también como base social para proyectar un cambio de régimen en todo el sentido de la palabra, es decir, con cambio de modelo depredador y hambreador como lo es el neoliberalismo. Éste sería el carácter antisistémico del movimiento.
Es un desgaste que el movimiento alternativo, si logra cohesionarse y unirse en torno a una agenda que vaya más allá de un programa de gobierno, se lance a ese juego suicida de enfrentar candidaturas y simpatías de un montón de gente que está empezando a perfilarse, junto a otros y otras ya bastante perfilados, que vienen haciendo un trabajo arduo en diferentes frentes, en el debate de ideas, en los espacios de gobernabilidad, en el liderazgo de base local, comunal, regional, actividades todas necesarias para dejar al desnudo la naturaleza lumpen, ilegítima y criminal del actual régimen.
Partiendo de un análisis de la situación actual, se debería tener en cuenta que es temprano para esos juegos que pueden llevar a un desgaste del movimiento alternativo y de izquierda. No se puede negar, sin embargo, que es un buen momento para discutir propuestas y visiones de sociedad, para la creatividad, la crítica radical, para el análisis profundo, para escribir sobre los problemas sociales y otros, para hacer documentales sobre distintos temas, hacer campañas de denuncia, solidaridad, difundir memes, y sobre todo convocar la movilización ciudadana, es decir, todo lo que contribuya a debilitar el discurso y la clase dominante.
Pero para lograr tales propósitos, hay que profundizar e intensificar la batalla de ideas y la movilización ciudadana incluida la red social; perfilar un movimiento social-ciudadano vasto, cohesionado en torno a unos principios mínimos y fundamentales, así como una agenda de cambio de régimen, y no sólo de gobierno; que acoja propuestas que ya se vienen ventilando con fuerza y la deuda histórica que se tiene con las actuales y futuras generaciones: el derecho a vivir en paz, la defensa de la vida y la salud como el objetivo principal ante la pandemia del coronavirus, la renta básica universal y el pliego del movimiento social que se presentó el año pasado y sigue siendo válido, más ahora que la pandemia y el confinamiento con hambre tienen sufriendo a millones; poner la riqueza acumulada, la ciencia y la tecnología al servicio de los excluidos, y defender la naturaleza con una visión ecosocialista, integral y armónica.
Por eso es válido invitar a los amigos y compañeras con quienes seguro simpatizamos e incluso seguimos en las redes sociales, que hay una larga lucha de décadas y generaciones, que ha dado muchísima gente, y eso es lo primero que se debe tener en cuenta y no desgastarse y dividir lo que haya acumulado de movimiento en discusiones estériles de candidatos que en este momento no aporta más que a generar falsas expectativas.
No se puede desconocer el carácter histórico de las luchas colectivas, ni el sacrificio de varias generaciones y cientos de miles de vidas y millones de desplazados que han enfrentado no sólo a Álvaro Uribe, sino a todo un séquito de oligarcas que han abusado del poder en Colombia.
Promover candidaturas sin tener en cuenta ese proceso histórico y sin discutir qué es lo prioritario en este momento, desviaría el objetivo central: que no es nominar individuos, o tener un “buen” candidato, sino continuar cavando como topos hacia la construcción y perfilamiento de un movimiento de carácter nacional articulado y cohesionado desde lo local y regional con lo nacional; dotado de una agenda discutida y consensuada, y sobre todo consciente de las batallas que se vienen, que no se agotan en la batalla electoral por la presidencia.