Guatemala: Cuarenta años después, lo que queda por hacer
Factor Méndez Doninelli 03/02/2020 |
Hoy 31 de enero se cumplen cuarenta años (1980-2020) de la masacre cometida en la Embajada de España en Guatemala, provocada por fuerzas de seguridad de la dictadura militar de turno presidida por el general Fernando Romeo Lucas García (1978-1982), el ataque a esa representación diplomática dejó un saldo de 37 personas fallecidas.
El 31 de enero de 1980 un grupo de campesinos mayas de la etnia Quiché, acompañados por estudiantes universitarios ocupó la citada embajada con la intención de atraer la atención nacional e internacional, para denunciar las atrocidades que el ejército guatemalteco estaba haciendo contra la población indígena, sobre todo, en el área Ixil.
En esos años había un mundo bipolar, dos potencias mundiales divergentes (Estados Unidos y la ex Unión Soviética) se disputaban el dominio del planeta, estaba vigente la guerra fría y las políticas anticomunistas contrainsurgentes, promovidas por el imperialismo estadounidense dirigidas a contener lo que llamaron “el avance del comunismo”.
En Guatemala estaba en auge la lucha armada y por la polarización social existente cualquier acto, expresión o acción de personas, grupos, organizaciones o instituciones que se interpretara como opositor al Gobierno, se consideraba “subversivo”. Ante un probable triunfo de los insurrectos, el ejército diseñó una ofensiva militar sin precedentes, que incluyó políticas de tierra arrasada, genocidio y crímenes de lesa humanidad (ejecuciones extrajudiciales, detenciones ilegales y arbitrarias, torturas, tratos crueles e inhumanos, desaparición forzada o involuntaria), todo lo cual causó miles de víctimas.
Al conocerse la ocupación de la embajada, el Gobierno ordenó a la policía nacional (PN) desalojar al grupo campesino, menospreciando las peticiones del embajador Máximo Cajal de que se retiraran, para buscar una solución pacífica mediante el diálogo. Luego de la acción brutal de la PN, el Gobierno español de Adolfo Suárez rompió relaciones diplomáticas con Guatemala, restablecidas hasta 1985.
Por la masacre fueron acusados: Donaldo Álvarez Ruiz, ex Ministro de Gobernación, hasta la fecha prófugo; Germán Chupina Barahona, ex director de la extinta PN, el general Óscar Humberto Mejía Victores, ya fallecidos y Pedro García Arredondo, ex jefe del comando seis de la PN. El 19 de enero de 2015 el Tribunal B de Mayor Riesgo, condenó a 90 años de prisión a García Arredondo, hallado culpable de la masacre. También fue declarado culpable de la ejecución de dos estudiantes universitarios que participaban en las honras fúnebres de las víctimas del incendio en la embajada.
Entre las víctimas mortales figuran el ex vicepresidente de Guatemala, Eduardo Cáceres Lehnhoff, y el ex canciller, Adolfo Molina Orantes. También el cónsul de España Jaime Ruíz del Árbol y los españoles, Luis Felipe Sanz y María Teresa Villa.
Otras víctimas: Juan Chic Hernández, Vicente Menchú, Gabina Morán Chupé, María Pinula Lux, Regina Pol Juy, María Ramírez Anay, Antonia Ramírez Anay, Mateo Sic Chen, Mateo Sis, Juan Tomás Lux, Francisco Tum Castro, Gaspar Vivi, Juan Us Chic, José Ángel Xoná Gómez, Juan López Yac, Gregorio Yuja Xoná, Mateo López Calvo, Juan José Yos, Francisco Chen Tecú, Salomón Tabico Zapeta, Edgar Rodolfo Negreros Straube, Leopoldo Pineda, Luis Antonio Ramírez Paz, Sonia Magali Welches Hernández, Lucrecia Anleu, Lucrecia de Avilés, Mary de Barillas, Nora Mena Aceituno, Miriam Rodríguez, Fernando Antonio García Rac y Trinidad Gómez Hernández.
Lo que queda por hacer, mantener viva la memoria histórica, honrar a las víctimas y su lucha, seguir combatiendo la impunidad y asegurar la garantía de no repetición.