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¿Qué hay realmente detrás de la crisis en Haití?

Keston K. Perry 04/10/2019
Décadas de neoliberalismo, neocolonialismo y ahora la injusticia climática han llevado a Haití al límite.

Tradotto da J.M.
Desde hace meses Haití se ha visto sacudido por la intensificación de las protestas. Una crisis económica cada vez más profunda y la creciente escasez de combustible y alimentos han enviado a las personas a las calles, exigiendo la renuncia del presidente respaldado por Estados Unidos, Jovenel Moise, quien hasta ahora se ha resistido a renunciar.
La crisis comenzó el año pasado y se vio agravada por los desastres naturales que devastaron repetidamente la nación isleña: los huracanes destruyeron viviendas, la producción de alimentos, medios de subsistencia e infraestructura y una sequía severa agotó los recursos hídricos de la isla.
Si bien los medios internacionales se han centrado en una historia familiar de corrupción y mala gestión, lo que subyace a esta crisis debilitante es mucho más grave: una combinación mortal de neocolonialismo, neoliberalismo e injusticia climática. De hecho, lo que está sucediendo ahora en Haití es extremo y debería asustarnos a todos, ya que presagia lo que podría pasarle al resto del planeta si no tomamos medidas inmediatas.
Petrocaribe y la crisis del combustible
En enero de 2006, Haití se unió al programa de solidaridad venezolano Petrocaribe, que le suministró petróleo en condiciones favorables. El país pudo comprar 60.000 barriles por día a un precio con descuento, con la mitad de los costos reembolsables durante 25 años a una tasa de interés del uno por ciento en efectivo, o a cambio de bienes que Haití exportó.
Se suponía que esto liberaría recursos para iniciativas de desarrollo económico en infraestructura e impulsaría la producción agrícola. Sin embargo, la corrupción a gran escala se tragó miles de millones de dólares de ganancias que el programa reportó al Gbierno, al tiempo que acumuló una deuda creciente con Venezuela.
Con la economía venezolana en ruinas, Caracas tuvo que detener los envíos de petróleo en marzo de 2018, lo que provocó la escasez de combustible en Haití. La crisis se vio agravada por la medida del Gobierno en julio de ese año para eliminar los subsidios a la energía, que aumentó los precios del combustible en más del 50 por ciento.
La decisión fue tomada bajo presión del Fondo Monetario Internacional, que prometió un paquete de préstamos financieros de 96 millones de dólares para ayudar al país a pagar su deuda, y el G20 y las agencias internacionales, que han estado pidiendo el fin de los subsidios de combustible. La medida también reflejó los compromisos de política de Haití en virtud del Acuerdo de París para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 31 por ciento para 2030.
El corte del suministro de petróleo del programa Petrocaribe también obligó al Gobierno haitiano a recurrir al mercado global, en particular al proveedor de energía con sede en Estados Unidos Novum Energy Corp, para suministrar combustible. A medida que el Gobierno ha caído más en deuda, ahora debiendo unos 130 millones de dólares a los proveedores de combustible, la escasez empeoró.