General

Marruecos silencia a l@s últim@s periodistas crític@s aireando su vida privada

Ignacio Cembrero 17/09/2019
La justicia marroquí ya no mete en la cárcel a periodistas por sus artículos, por muy irreverentes que sean. El gobierno de Marruecos usa otras tácticas para acallarlos

Ya no hay más casos como los de Ali Lmrabet, Driss Chahtane o Ali Anouzla, juzgados en Marruecos, entre 2003 y 2013, por sus publicaciones o sus caricaturas y encarcelados unos meses. La Justicia marroquí ya no mete en la cárcel a periodistas por sus artículos, por muy irreverentes que sean. El nuevo código de la prensa, promulgado en 2016, no prevé ya penas de cárcel para aquellos que hayan podido abusar de la libertad de expresión.
Desde el sábado 31 de agosto, una periodista marroquí, Hajar Raissouni, de 28 años, está, sin embargo, en prisión preventiva —el juicio empezó hace unos días— imputada por abortar y por depravación, es decir, por mantener relaciones sexuales sin estar casada. Raissouni escribía artículos incómodos para las autoridades marroquíes sobre, entre otros temas, la revuelta del Rif, duramente reprimida a partir de la primavera de 2017, en ‘Ajbar al Youm’, uno de los pocos diarios independientes y que goza además de cierta influencia. Pertenece a una gran familia islamista cuyo tío, Ahmed Raissouni, presidente de la Unión Mundial de los Ulemas, sostiene que Mohamed VI no puede ser también comendador de los creyentes, es decir, jefe espiritual de los musulmanes.
Las publicaciones de la periodista no son, en teoría, las que la han hecho dar con sus huesos en una celda de la prisión de Arijat, sino una habilidosa investigación de la brigada antivicio que la prensa marroquí afín a las autoridades narra al detalle. De los 600 abortos clandestinos que se producen a diario en Marruecos, los policías han ido a dar con el suyo. Algunos otros medios, menos cercanos al poder, sospechan que no fue una casualidad: “(…) en vez de ser perseguidos de inmediato por sus escritos, los periodistas como Raissouni son atacados más tarde echando mano de artículos del Código Penal”, denuncia en un editorial ‘Yabiladi‘, un periódico digital independiente.