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Hong Kong, Cachemira: una historia de dos ocupaciones

Pepe Escobar 28/08/2019

Lectores de todas latitudes del mundo me han preguntado por Hong Kong. Saben que ha sido uno de los lugares en los que he vivido. He forjado una relación compleja y multifacética con la región desde su entrega a China en 1997, de la que he hablado extensamente. Ahora, si me lo permiten, voy a ir al grano.



Editato da Fausto Giudice

Para la desgracia de los neoconservadores y de los imperialistas humanitarios, no habrá represiones sangrientas por parte de la China continental contra las protestas de Hong Kong (un Tiananmmen 2.0.) ¿Por qué? Porque no vale la pena.
Pekín ha identificado claramente la provocación a la revolución de colores inherente a las manifestaciones, con la NED (Fundación Nacional para la Democracia) destacando como si fuera una CIA blanda, facilitando la expansión de quintas columnas incluso en la administración pública.
Existen otros factores, por supuesto: el hecho de que los hongkoneses están enfadados, y con razón, por la oligarquía de facto del Club de los Magnates, que controla cada parte de la economía, la reacción local a “la invasión de los continentales” y la incesante guerra cultural de cantoneses contra Pekín, del norte contra el sur, de la provincia contra el centro político.
Lo que estas protestas han acelerado es la convicción de Pekín de que Hong Kong no merece su confianza como centro clave del proyecto de integración y desarrollo masivo de China. Pekín invirtió no menos de 18,8 mil millones de dolares para construir el puente Hong Kong-Zhuhai-Macao, que forma parte de la Gran Área de la Bahía, para integrar Hong Kong al continente, no para apartarlo.
Ahora, una panda de idiotas útiles ha por lo menos demostrado gráficamente, que ya no merecen ningún tipo de trato preferencial.
La principal cuestión que atañe a Hong Kong no son siquiera las manifestaciones salvajes y contraproducentes (imagínense que ocurriese en Francia, donde el ejército de Macron mutila e incluso asesina a los Chalecos Amarillos). La principal cuestión es la putrefacción que devora HSBC, multinacional británica de origen hongkonés de servicios financieros, la cual presenta todas las características del nuevo escándalo de la Deutsche Bank.
HSBC posee 2,3 billones de euros en activos y una intergaláctica plaga de cucarachas en su sótano, poniendo preguntas serias sobre el blanqueo de dinero y las dudosas transacciones realizadas por las élites mundiales turbocapitalistas.
A fin de cuentas, dejarán Hong Kong será abandonado a sus propios dispositivos de corrosión interna, degradándose lentamente a su estado final de chabacano como Disneyland chino con fachada occidental. Ya están promoviendo Shanghái como el principal centro financiero de China y Shenzhen ya es el principal centro de alta tecnología. Dejarán Hong Kong atrás.
Prepárense para el contragolpe
Mientras China identificó el “Occupy Hong Kong” como un simple complot instilado e instrumentalizado por Occidente, India, por su parte, decidió optar por una ocupación total en Cachemira.
El toque de queda se impuso por todo el Valle de Cachemira. Se cortó Internet. Todos los políticos cachemiríes fueron arrestados. De hecho, todos los cachemiríes, que sean lealistas (hacia India), nacionalistas, secesionistas, independentistas o apolíticos, fueron tildados como “el enemigo”. Bienvenidos a la “democracia” india bajo la criptofascista hindutva (supremacismo hindú).
“Jammu y Cachemira”, tal como lo conocemos, ya no existe. Ahora son dos entidades distintas. La región de Ladakh, de montañas espectaculares, será administrada por Nueva Delhi. El contragolpe está garantizado, ya están surgiendo comités de resistencia.
En Cachemira, el contragolpe será incluso mayor porque no habrá elecciones próximamente. Nueva Delhi no desea este tipo de trabas, como tener que pactar con representantes legítimos. Quiere el control total, punto.
Desde principios de la década de los 90, he estado varias veces en ambos lados de Cachemira. La parte pakistaní parece como la Cachemira Azad (“libre”). La parte india, sin duda alguna, es Cachemira ocupada. Este análisis es válido en el sentido de que representa lo que supone vivir en la Cachemira ocupada por India.
Los secuaces del BJP (el partido de Modi) vocearon que Pakistán designó “ilegalmente” Gilgit-Baltistán (anteriormente conocido como Áreas del Norte) como una zona administrada por el gobierno federal. No había nada ilegal. Escribí desde Gilgit-Baltistán a finales del año pasado, tras el corredor económico chino-pakistaní (CPEC, por sus siglas en inglés). Nadie se quejaba de ninguna “ilegalidad”.
Pakistán declaró oficialmente que “recurrirá a todas las opciones posibles para contrarresta los pasos ilegales (de India) en Cachemira”. Qué diplomático. Imran Khan, primer ministro pakistaní, no desea confrontaciones, aun sabiendo de sobra que Modi, primer ministro indio, cede a los fanáticos de la hindutva, que pretenden convertir una región mayoritariamente musulmana en una principalmente hindú. Sin embargo, a la larga, emergerán cosas inevitables, como una guerrilla o un frente unido.
Bienvenidos a la Intifada cachemirí.