General

Los drones de Israel que eliminan al pueblo palestino ahora podrán matar a los brasileños

10 noviembre 2018 Tulio Ribeiro

Para el gobierno de Benjamín Netanyahu existen razones que justifican profundizar el insano genocidio palestino.


Una de ellas es que no puede existir, en la región cuna de las religiones monoteístas del mundo, una paz de convivencia entre los que creen en Abraham, Cristo o Mahoma en el mismo nivel de importancia. En esta línea de raciocinio, no basta con apropiarse de las tierras palestinas, cobrar por un agua que ya era de Cisjordania, robar sus casas y el futuro de la población, el objetivo es el genocidio. En este conjunto de ideas, la utilización de drones es una de las herramientas para la aniquilación. Así como el modelo del campo de concentración en la franja de Gaza y operaciones abiertas de bombardeos, los drones transforman a cualquier palestino en un blanco de tiro, con la garantía de impunidad para el israelí que disparó.

Esos tipos de asesinato selectivo que se realizan fuera del campo de batalla, se dirigen también a la población civil, llevando inmenso peligro a la sociedad. Son adultos y niños siendo muertos en comercios, cerca de hospitales y escuelas. Cuando la selectividad falla, intencionalmente o no, son las personas alrededor del objetivo que se convierten en víctimas. No se cuenta la cantidad de vidas perdidas en un hueco de 15 cm generado por innumerables disparos de drones.
Incluso después de bombardeos, estos aparatos que espían y matan, continúan volando y pueden atacar en cualquier momento. Es difícil de imaginar que una madre con hijos sea obligada a caminar por un barrio oscuro oyendo el motor de un drone encima de su cabeza, un sonido que resuena como un reloj a avisar los últimos segundos de su vida.
Omor Samur fue uno de los 16 muertos en ataques selectivos entre los 1272 heridos el 30 de marzo de este año en el campo de refugiados de Kan Yunis, y 15 días antes fueron los periodistas de la televisión Al Jazeera, “armados” con chalecos de identificación y máquinas de fotografía. Otro periodista llamado Hoda Abdel-Hamid, grabó el ataque felizmente sin muertes. El 28 de octubre llegó el turno a tres niños entre 12 y 14 años al oeste de Jan Yunis, que estaban jugando cerca del límite de Gaza, y sin ninguna identificación por los israelíes, sufrieron disparos de drones. Durante casi una hora el equipo de médicos no pudo entrar en la zona cercana militar, después de la exigencia del patrón de seguridad israelí, sólo cupo buscar los cuerpos.
El 13 de julio de 2014 fueron cuatro niños en una recreación en la playa al sur de Gaza, en sus pies una pelota de fútbol, en las manos un simple globo. Pero los militares vieron terroristas en lugar de niños, y armas en vez de un juguete. Dos tiros de drones mataron a cuatro chicos, dejando otros heridos. Pasado 48 meses el ejército concluyó que “hubo algo raro” muy poco como reclamó la abogada Suhab Bishara.
Estos hechos, son sólo ejemplos de excusas para que los militares puedan seguir con el objetivo de aniquilar.
Los robots asesinos de Israel van a poder llegar a matar a los brasileños. En que pese a los territorios ocupados, la población a ser eliminada sea la palestina, en Río de Janeiro serán las comunidades pobres en las favelas, y siempre con el pretexto del error humano de confundir un fusil con un juguete y ver una amenaza terrorista en un niño.
Los gobiernos de ultra-derecha, tanto en el estado de Río de Janeiro como a nivel nacional, defienden comprar estos drones con autorización de eliminar quién porta un fusil. La cuestión que se presenta es si el armamento estará realmente presente en los recurrentes errores, algunos propositales, o si será implantado por las fuerzas de seguridad que operarán los drones. Los expertos denuncian que ni siquiera la legislación permite el sacrificio, si el individuo no está amenazando explícitamente a un tercero.
La historia registra nombres como de Guillermo Jurgensen de Itapeva (SP) en 2015, Ronald William de Oliveira en Macapá (AP) en 2018, Haíssa Vargas Motta en Nilópolis en 2014, víctimas de una extensa lista de errores cometidos por militares y gobernantes sin preparo, que aún así ambicionan liberación para matar. Estos casos gritan al poder público que el camino está en la estrategia, inteligencia y políticas de inclusión social, alejándonos de importar la idea del genocidio implementado por Israel.
Brasil ya pasa por un genocidio sin esas armas de asesinatos en masa, utilizar los drones israelíes sólo aumentará las muertes y la impunidad en un país que sufre con la extrema violencia y despreocupación con los derechos humanos, mientras que buscan eliminar programas que brindan protección a la vida como el Más Médicos.
La preservación de la vida no tiene ideología, mientras los nuevos gobiernos tienen. La de la muerte de quien no da ganancia.