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¿Imperialismo o fascismo?

Alberto Pinzón Sánchez 25 octubre 2018
Finalizada la II guerra mundial se iniciaba un periodo histórico-mundial de fortalecimiento y expansión del capitalismo triunfante en la parte más desarrollada industrial y tecnológica del planeta.

En la primavera europea de 1944 (fecha que se debe tener muy en cuenta) ya en las postrimerías de la II guerra mundial, cuando la historia le daba al imperialismo occidental la trascendental lección de que “no se debe atacar a Rusia y mucho menos invadirla al finalizar el verano”; apareció publicado en Londres el libro de Friedrich Hayek “el camino a la servidumbre” (the road to serfdom) posterior premio nobel de economía en 1974. Libro rápidamente traducido a 20 idiomas universales, que un año después, “selecciones de Reader’s Digest” ¿la recuerdan? publicó en EEUU como versión ligeramente abreviada que llegó a alcanzar una millonaria difusión e hizo necesaria una tirada mayor, esta vez en 1950, en forma de folleto ilustrado o “comic” por la General Motor. Había nacido con todas las letras el neo liberalismo que luego convertido en el “credo” de un nuevo y deslumbrante becerro de oro universal, que se impondría al mundo (globo en inglés) en medio de “sangre, sudor y lágrimas” al decir de pletórico y ventripotente “Sir” Winston Churchill: Cualquier planificación de la economía, bien fuera soviética o nacionalsocialista (nazi) que fueron igualadas, era “totalitarismo”, enemigo mortal de la libertad humana ¿cuál libertad? obviamente la del mercado libre (free market) convertido ahora en base y supra-estructura de la nueva sociedad mundial emergente y en expansión, o según el idioma; “mundialización” en los idiomas latinos o “globalización o globalisierung”, en los idiomas germánicos. 
Lo que siguió de ahí en adelante en todo el mundo es muy complejo, largo y enredado, y ha dado origen a miles de análisis de todo tipo, ensayos, tesis y teorías económicas, sociales, etc. En lo personal no creo que exista otro libro que haya descrito todo este turbulento y abigarrado periodo de la historia humana (1945-2011) con más minuciosidad, abstracción y dedicación histórica, como la magna obra del gran historiador catalán, lamentablemente recién fallecido, Josep Fontana; titulada “Por el Bien del Imperio”. Pasado y Presente.Barcelona.2011; con 1022 páginas, escritas en idioma castellano, y reconocido como uno de los libros más importantes escritos en nuestro idioma.
Finalizada la II guerra mundial se iniciaba un periodo histórico-mundial de fortalecimiento y expansión del capitalismo triunfante en la parte más desarrollada industrial y tecnológica del planeta; el Noratlántico europeo-norteamericano y la reindustrialización de Japón y centro Europa destruidos por la conflagración, todo, en un clima de pre-guerra contra el comunismo (de cualquier versión) que también emergía triunfante de la guerra como reto serio, definitivo y alternativo, o superador dialectico del capitalismo. Era la guerra fría, concebida como una etapa más de una guerra geopolítica más basta y larga contra el totalitarismo colectivista, mientras en la periferia global en disputa, se imponía la trasformación y reordenamiento institucional del Estado capitalista atrasado, posible objetivo del comunismo, para inmunizarlo contra esta posibilidad: Era el anticomunismo como ideología central de todo el proceso, que señalaba a los partidarios del socialismo (también de cualquier versión) como “enemigos internos de la sociedad”.
En el periodo de entre-guerras mundiales, en la atrasada y dependiente periferia capitalista latinoamericana, existían varios dictadores militares sacados de la vieja tradición de gamonales militares que gobernaron con el terror contra sus conciudadanos especialmente si eran sospechosos de tener ideas socialistas o socializantes, utilizados ampliamente en sus países respectivos por los militares estadounidense en sus propósitos geopolíticos dominación de la región; Porfirio Díaz en México, Juan Vicente Gómez en Venezuela, Uriburu y la junta militar del 43 en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, Trujillo en Dominicana, Jorge Ubico en Guatemala, Tiburcio Carías en Honduras, los Somoza en Nicaragua. Eran “nuestros hijueputas” al decir de Nixon: La carne trémula y en descomposición del personaje literario “modelo” del dictador de tierra caliente de Valle Inclán, García Márquez, Roa Bastos, Asturias, Vargas Llosa, Carpentier, etc.
Pero es, después del fin de la II guerra mundial, cuando se impone otro tipo de dictaduras ya francamente anticomunista, y el reordenamiento y reorganización de Todo el Estado es prácticamente entregado a una máquina de coacción militar, dotada de armas e ideas por el militarismo imperialista estadounidense, para que se encargara mediante el llamado “consenso hegemónico”, de adelantar el disciplinamiento y la guerra social contra el enemigo interno comunista en cada uno de sus países, con el objetivo concreto de desarrollar el capitalismo depredador de esta nueva fase haciendo compatible la política con el desarrollo económico. El Mercado con el Estado. Y entonces, empiezan a asolar el escenario latinoamericano las dictaduras terroristas de la segunda mitad del Siglo XX: 
En 1946 se inicia como modelo en Colombia (Colombia siempre ha sido el “modelo”) las dictaduras falangistas conservadoras y abiertamente anticomunistas de Ospina Pérez y Laureano Gómez, que organizan la conferencia Panamericana de Bogotá de 1948, origen de la OEA, origen a su vez de la ejecución por parte de los servicios secretos estadounidense del líder popular de izquierda Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948, que origina el conocido Bogotazo, continuado con la cacería de los nueveabrileños, liberales y comunistas y, que a su vez, origina la guerra civil de la violencia bipartidista de Colombia que lleva el capitalismo moderno al campo y que origina en 1953, la dictadura militar de Rojas Pinilla con su continuación en el autoritario Estado de sitio del Frente Nacional bipartidista nacido en 1957, lo que a su vez se continua con las guerrillas de resistencia comunistas, camilistas y maoístas hasta el día de hoy, constituyendo el llamado “conflicto histórico social y armado de Colombia”. 
En 1950 se reinstala al célebre “Tachito” Somoza en Nicaragua, quien es seguido en 1952 por la colocación el Poder de los bien conocidos Batista en Cuba, Pérez Jiménez en Venezuela, y Duvalier en Haití. Dos años más tarde (1954) se derroca en un sangriento putsch al socializante Jacobo Árbenz en Guatemala y se instala el terror de Castillo Armas. Ese mismo año, también se pone al nazi Stroessner en Paraguay. Y unos años más tarde (cuatro años después de sucedida la Revolución Cubana) durante lo que pudiéramos llamar la segunda ola dictatorial latinoamericana, en 1964 se organiza en Brasil, lo que sería el modelo general de las dictaduras terroristas de la Seguridad Nacional, modelo expandido por toda Nuestramérica con la dictadura de 20 años de Castelo Branco, Costa Silva, Garrastazu, Geisel y Figueiredo. En 1968 sube por un putsch Velasco Alvarado en Perú, seguido por el sanguinario Banzer (1971) en Bolivia, Rodríguez Lara en 1972 el Ecuador, y la feroz dictadura uruguaya de 12 años de duración iniciada en 1973 por Bordaberry, Demichelli, Aparicio Méndez y Álvarez. Replicada unos meses más tarde, aquel fatídico 11 de septiembre en Santiago de Chile que derrocó a Allende y colocó en su remplazo a su jefe militar encargado de la defensa constitucional el traidor y sádico simulador nazi Pinochet (1) En 1976 se instala en la Argentina la implacable e inhumana dictadura de 7 años de Videla, Viola Galtieri y Bignone, que con su caída en 1985 al parecer cerró el ciclo de los tan repudiables putsch sangrientos que instauraron atroces Estados fascistas patrocinados por el Imperialismo y sus agencias de inteligencia.
Después vendrá en el centro desarrollado Noratlántico, la caída del muro de Berlín con el proclamado triunfo neoliberal y fin de la historia. La aceleración vertiginosa de la última revolución tecnológica digital e informática que hizo instantánea la movilidad del capital financiero global depredador, y el aparecimiento de mafias neoliberales en la instrumentalización del Poder con su perfeccionamiento institucional ajustándolo y reorganizándolo al mercado, a la acumulación de capital por el despojo de millones, y a la depredación territorial ejercidas por el capital financiero mundial. El surgimiento de potencias post comunistas convertidas en potencias capitalistas como Rusia y China que entraron a disputar a la tríada imperialista (USA-Europa-Japón) la hegemonía única y su geopolítica de control territorial exclusivo. La profunda y larga crisis financiera del 2009 que se ha prolongado peligrosamente hasta hoy día. El desmonte final del Estado del Bienestar en el centro capitalista desarrollado con el desplome del “centrismo” social-demócrata, social-cristiano y liberal, con la polarización y el resurgimiento de partidos parlamentarios xenófobos y neonazis, o “fascismo con rostro humano y democrático” (neofascismo lumpen-burgués y xenofóbico dentro de la democracia burguesa) y triunfo definitivo de la globalización neoliberal con pulverización de la clase obrera y de sus partidos de clase incapaces en su miseria ideológica de presentar no ya un proyecto “alternativo” sino abiertamente sustituto. Crisis económica global a la que se le viene a sumar dos crisis aún más deletéreas: la dramática crisis medioambiental, y otra, la crisis militar con sus posibilidades de una catástrofe nuclear. Tres crisis que empiezan a ensombrecer aún más el futuro de la humanidad.
Así, ante este reflujo popular en Nuestramérica han podido suceder sin mayores implicaciones los “golpes blandos fascistas” que el Imperialismo ha instaurado como nueva modalidad maquillada de los atroces y aborrecibles golpes militares con la destitución judicial (impeachment) de presidentes incomodos por sus veleidades socialistas y su reemplazo por algún corrupto sirviente local del capital financiero global; como los realizados en Honduras 2009 contra Zelaya. En Paraguay 2014 contra Fernando Lugo, y, recientemente contra Dilma en Brasil 2016 que subió al Poder de ese gran país al corrompido traidor Temer, para que le abriera el paso al fascista Bolsonaro.
Una vez gane Bolsonaro la presidencia de Brasil como lo profetizan la mayoría de las encuestas del aparato mediático brasileño, a nadie le debe quedar duda que se habrá cerrado de una vez por todas el cerco político y militar contra el pueblo venezolano: Colombia por el occidente, Brasil por el sur oriente; la OEA de Almagro por el Norte y los obispos por las entretelas del alma; mientras discutimos si es fascismo o imperialismo (dos caras de la misma moneda) el que nos va a despedazar. 
Pobre Venezuela convertida en una isla bolivariana, rodeada por enemigos por todas partes. ¿Y ahora, quien podrá defenderte?
(1) Según el invaluable testimonio del senador y dirigente del Partido Socialista de Chile Carlos Altamirano en su libro testimonial “Dialéctica de una derrota. Editorial Siglo XXI. México. 1977. 300 páginas”.