General

Cuando la batalla de Idlib haya terminado, ¿a dónde irán los combatientes que han jurado no rendirse nunca?

Robert Fisk 17/09/2018
Si el ejército sirio fue entrenado para combatir en terrenos montañosos es para poner fin a la ocupación israelí de los Altos del Golán y no para acabar con la de Idlib por Al Nosra. ¿Después de Idlib, el Golán?

El resultado de las guerras es difícil de predecir. Bajo el sol blanco, la vasta llanura bajo el campo de batalla de Idlib arde silenciosamente, por no hablar de la batería siria de cuatro cañones de 130 mm desplegada en las alturas del monte Akrad y que apunta sobre los campos tórridos y los pueblos desiertos ocupados por los islamistas en el este. En los uadis húmedos que se unen al río más abajo, manadas de vacas blancas y negras se refugian bajo los árboles. Cerca de la carretera principal, los soldados sirios descansan bajo los arbustos. Allí hay varios tanques T-72, cuyas cajas están enterradas y cubiertas de ramas.
¿Así que ya está?, me dije mientras conducía hacia el norte, a la ciudad de Yisr al-Shugur. Todavía está en manos de Al Nosra, y las numerosas señales de tráfico me dicen que está a sólo 17 km. de distancia: uno se acostumbra a las guerras y al hecho de que las señales indiquen lugares al otro lado de las líneas del frente, pero es difícil creer que este paisaje ancestral, con sus viejas casas de piedra y su frondoso cañón de los Orontes, pueda convertirse en el lugar de la última batalla de la guerra siria.
¿Saldrán en masa los sirios de la cuenca del Orontes -el Orontes de Estrabón* y Dionisos, Nahr-el-‘Assi (el río rebelde) en árabe- y destruirán la provincia de Idlib, que durante mucho tiempo ha sido el cubo de basura de los enemigos de Siria, los combatientes de Al Nosra y del EI y de otros yihadistas que se negaron a rendirse cuando fueron evacuados de las principales ciudades sirias?
Unas horas antes de mi llegada, los islamistas enviaron un drone de color plateado sobre las líneas sirias, que fue derribado. Al Nosra había escrito en el ala del avión «Si recibe este mensaje, espere lo peor » y el mensaje era firmado « Tariq bin Ziad de Andalucía ». Tenía tres cohetes pequeños en las alas. Tariq bin Ziad es el nombre de este conquistador omeya del siglo VIII de Andalucía. Sí, la historia es omnipresente aquí.
Pero volvamos al presente. ¿Vamos a presenciar, en esta inmensa tragedia, una nueva versión de «Berlin 45»? ¿A pérdidas humanas «sin precedentes» como lo teme la ONU? ¿A la «masacre» que Erdogan teme? ¿A un ataque «devastador» de Idlib como lo brama Trump? ¿A la ruptura final del «absceso terrorista» del que habla Sergei Lavrov -retomando el lenguaje utilizado por Israel sobre Hamás en Gaza? Lavrov se ha convertido en un experto en «terrorismo» a medida que avanza hacia este Armagedón** – siempre suponiendo que Armagedón realmente suceda.
Supongo que sería bueno tener habilidades detectivescas cuando se conduce por estos caminos y callejones y se sube a las estribaciones donde los cañones del General Yihad Sultán están cubiertos de tierra para camuflarlos. Los islamistas deben haber fotografiado estas montañas varias veces (al igual que los satélites usamericanos) y los rusos las conocen perfectamente porque son aliados de Siria. Estos cañones no están aquí para el desfile. Se utilizaron esta mañana incluso después de que, según se informa, se lanzaron cohetes contra los sirios. Pero ¿dónde están las legiones de tropas de tierra, las formaciones de vehículos blindados para el gran avance? Por otra parte, veo a muchos aldeanos que, muy cerca de las líneas sirias, conversan en los cafés, llevan a sus animales a los campos, ponen su ropa a secar.
Unas horas después de mi partida de Yurin, los rebeldes islamistas dispararon cohetes y misiles en el frente sirio que explotaron en la ciudad. El ataque fue corto -el segundo en una semana- y tenía la clara intención de provocar al ejército sirio. Como los sospechosos habituales -la oposición armada a Yisr al-Shugur- no pueden ser detenidos y encarcelados, la respuesta será los ataques habituales.
Una de las primeras cosas que observo en la oficina del general Sultán – el comandante del comité de seguridad de Idlib, aunque todavía estamos (solamente) en la provincia de Hama y no en la provincia de Idlib – son dos grandes fotografías sobre su escritorio de los presidentes Bashar al-Ásad y Vladimir Putin. Dos banderas sirias y rusas del mismo tamaño flanquean los retratos en color. Ciertamente, no se trata de una operación conjunta ruso-siria sobre el terreno -sólo he visto un vehículo de la policía militar rusa en todo mi trayecto desde Hama-, pero habrá cooperación aérea, si tiene lugar la batalla. El general Sultán, que fue teniente de tanques en la batalla libanesa de Sultán Yakub durante la invasión israelí de 1982, habla de «nuestros amigos rusos» y me dice con confianza: « a la hora H, tardaré siete días para estar en Yisr al-Shugur».
El ejército sirio evacuó la ciudad en 2015 bajo fuego yihadista, sus soldados fueron asesinados a tiros por milicianos de Al Nosra a orillas del Orontes mientras sus camaradas intentaban proteger a los civiles que estaban evacuando. Al Nosra ha matado a familias enteras. No hay duda sobre este baño de sangre (los sirios se retiraban). Yo mismo entrevisté a supervivientes heridos, y quizás fue este baño de sangre lo que decidió a Rusia a apoyar al gobierno de Ásad unos meses después. Este pequeño pueblo, que puedo ver a través de la neblina de calor con mis binoculares, tiene cuentas que saldar.
El general Sultán, un hombre de pelo corto y de gran inteligencia, que lleva tres años luchando en la cuenca del Orontes, afirma que mucha gente le «ayuda» en la provincia de Idlib dándole información sobre los combatientes de la oposición y sus armas. Saca su teléfono celular. «Uno de ellos me envió esta foto», me dice. En la foto se ven hombres montando lo que parece ser una gran horca de hierro, aparentemente en la ciudad de Maarat el-Numan, todavía en poder de Al Nosra, aunque ha sido atacada muchas veces, bombardeada por sirios y rusos y bañada, también, en la sangre de la historia. Fue en esta ciudad donde los cruzados, que venían de Antioquía (Antakya), se comieron los cuerpos de sus oponentes musulmanes sarracenos para no morir de hambre, según relataron.
Pero, una vez más, debemos volver al presente. En la pared, detrás de un grupo de oficiales del General Sultán escribiendo en ordenadores portátiles negros, hay un mapa plastificado de operaciones de todo el territorio de la oposición a lo largo del rio Orontes, que muestra en detalle y, por supuesto, en árabe, docenas de posiciones del ejército sirio y de Al Nosra en las línea de frente.
Siria está coloreada en rojo. Al Nosra y sus aliados de negro. Los generales más grandes de Siria están apostados al noroeste de Latakia y al suroeste de Alepo, incluyendo al intrépido comandante al que todos los sirios llaman « El Tigre », al General Saleh, que perdió una pierna cuando saltó sobre una mina antipersona al este de Alepo, y el general al que sus hombres han llamado «César» desde su batalla contra el EI, al este de Hama el año pasado.
Pero estos comandantes no atacan de frente. Su táctica probada es la vieja rutina del « salami » que consiste en recuperar algo de territorio aquí, rectificar una línea de frente allá, reinvertir una o dos aldeas después de que la oposición haya huido. ¿La última gran batalla de Idlib podría ser más lenta de lo que piensan los políticos -y los periodistas- de todo el mundo?
Esto deja mucho tiempo para las conversaciones ruso-turcas, las conversaciones ruso-USA, muchas reuniones locales de “reconciliación” entre los combatientes de la oposición siria y el ejército sirio, en presencia de los rusos, como ha ocurrido cada vez: en Homs, Damasco y Deraa. En la provincia de Deraa, todavía hay aldeas que teóricamente están bajo el control del gobierno en la actualidad, pero que siguen siendo patrulladas por las fuerzas armadas no gubernamentales con el acuerdo del gobierno en virtud de un complejo acuerdo de alto el fuego.
Pero, ¿a dónde irán todos los combatientes que han jurado no rendirse nunca? Esa es la gran pregunta. Cuando devolvieron sus bastiones en las grandes ciudades sirias, todos fueron transportados en autobús al basurero islamista de Idlib. Hay un corredor terrestre entre Idlib y la frontera turca – y existen puestos militares turcos de «desescalamiento» en la provincia de Idlib – a sólo 20 km del cuartel general del General Sultán. Los sirios podrán quedarse, pero los extranjeros tendrán que irse, dice el general Sultán -ésta es nuestra política-, pero ¿qué país va a querer a estos extranjeros? Pienso que Vladimir Putin, cuya mirada azul e incisiva nos mira desde el muro de la oficina del General Sultán, no aceptará que los chechenos regresen a Chechenia. Ni Turkmenistán a los turkmenos, ni Uzbekistán a los uzbekos. ¿Qué va a ser de ellos y de todos aquellos que quieran seguir luchando entre los civiles de Idlib?
Por lo tanto eso no significa que Idlib caerá fácilmente. El cielo sobre Yisr al-Chugur estaba vacío cuando dirigí mis binoculares a la cuenca del Orontes, pero el día anterior había habido varios ataques aéreos sirios. La oposición dijo que estos ataques mataron a 10 civiles – rara vez mencionan a sus propias víctimas – pero también hay familias de soldados del gobierno entre las decenas de miles de civiles en la provincia de Idlib. La tesis del general Sultán -y de hecho en las grises y devastadas aldeas del lado de Al Nosra, no hay un solo ser humano- es que los combatientes islamistas extranjeros han traído a sus propias familias a Yisr al-Chugur, lo que es peligroso para la oposición, si es cierto.
El general habla muy libremente de los soldados que abandonaron el ejército sirio en los primeros días de la guerra -y de los que regresaron a las filas. Habla de la pobreza que empujó a los hombres a unirse a la oposición. « Luego, en 2015, se dieron cuenta de que no se trataba de una lucha por la democracia y los derechos humanos. Y nuestros amigos de la Federación Rusa vinieron a apoyar a Siria con armas apropiadas, mientras que nosotros continuábamos la lucha. »
Admite que el ejército sirio fue entrenado al combate en terreno accidentado para la batalla final de los Altos del Golán ocupados por Israel, y no para la batalla final contra Al Nosra en Idlib. Y reconoce que Idlib está en el otro extremo de Siria, desde los Altos del Golán. Es probable que la reconquista del Golán sea el siguiente paso.
NdlT
*Según Estrabón, el nombre definitivo de Orontes le fue dado en memoria de un constructor de puentes.
**Armagedón, una pequeña montaña en Galilea en la región norte del Estado de Israel, un término bíblico mencionado en el Nuevo Testamento es el lugar simbólico de la batalla final entre el Bien y el Mal, anunciada regularmente por todos tipos sectas milenaristas, que sean cristianas, judías o musulmanas.