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Miss Iraq, una falsa profeta de paz y coexistencia

Nazli
Tarzi, Monitor De Oriente, June 27, 2018

Sarah
Idan, Miss Iraq 2017, es la voz más reciente del coro de quienes defienden la
coexistencia entre Israel y Palestina.
Sarah
Idan, Miss Iraq 2017 [Twitter]

La semana
pasada, en el Foro Global Judío Americano en Jerusalén, la influencer de 28 años
habló ante varios cargos internacionales e israelíes acerca de la urgencia de
“encontrar un nuevo método que no enfatice… las diferencias y desacuerdos”.

Su
incipiente relación con la Miss israelí, Adar Gandelsman, acaparó los titulares
de todo el mundo en noviembre del año pasado después de que un selfie de ambas
modelos se hiciera viral, provocando tanto indignación como deleite.
Esta
semana, sus caras han vuelto a la prensa tras el viaje publicitado de Idan a
Israel seis meses después de que el gobierno de Trump declarase Jerusalén como
capital del país. La restauración de la coexistencia fue el tema principal del
discurso de Idan en el foro patrocinado del Comité Judío Americano, con Miss
Israel a su lado. Apenas había unos centímetros de distancia entre ellas.
La nueva
crítica a la que es sometida habla de lo que parece ser un respaldo tácito al
gobierno israelí y a su versión falsa de bandos igualitarios. Cuando se hizo
famosa, la modelo cristiana-iraquí recibió amenazas de muerte por su estilo de vida
público y su vestimenta “liberal” más que por sus opiniones, y utilizó Twitter
para denunciarlo.
En
Israel,  presentó su opinión personal de buscar la paz, aunque omitiendo
el sabotaje rutinario de Israel a las iniciativas de paz previas. La ausencia
de esfuerzos recíprocos para representarse ante el público palestino o hablar
en sus eventos ha hecho que algunos se cuestionen el nuevo papel de Idan como
embajadora cultural.
Allanar
el camino sobre el cual pueda echar raíces la coexistencia es una oportunidad
que el gobierno israelí ha rechazado reiterada y agresivamente mediante la
violencia estatal, la limpieza étnica o la obstrucción legal del derecho al
retorno de los palestinos para repoblar las tierras de las que fueron
expulsados.
“Razonamiento,
compromiso mutuo y unidad” – los pilares del “nuevo método” del que habla la
modelo de Bagdad, son valores que ignoran la falta de compromiso de Israel y su
retórica egoísta que ha criminalizado a los palestinos por querer conseguir
justicia. Estas acciones han provocado el fracaso de un proceso de paz
israelí-palestino, como resultado de la discriminación sistemática, la
violencia estatal y la discriminación legal contra los palestinos que lleva a
cabo Israel.
“Tengo la
esperanza”, declaró Idan, “de poder ver a mis hermanos y hermanas judíos vagar
libremente desde Jerusalén a Ramalá, desde Babilonia al Nilo y, en cuanto a mis
compañeros árabes y musulmanes, de verles caminar por Israel sin miedo a un
sello israelí en su pasaporte”.
En cuanto
a los palestinos, a quienes mencionó en último lugar, Idan espera que puedan
vivir libres del miedo a ser desplazados, cruzar las playas de Tel Aviv y rezar
en Al-Aqsa sin problemas” – las mismas esperanzas que los supervivientes de la
generación de la Nakba han documentado en sus historias orales y memorias
escritas.
La
cobertura mediática continua de su relación con Israel ignora lo que refleja su
discurso – una comprensión superficial del régimen estructuralmente
discriminatorio que es Israel y de los cientos y miles de palestinos que ha
desplazado.
“Menos
sangre, más amistad”, así concluyó Idan, traicionando a la lucha palestina que
surgió en respuesta a la violencia selectiva de Israel contra los palestinos,
de la que no se libra nadie, ni niños ni ancianos.
En
noviembre de 2017, unos días después de que el famoso selfie inundara las redes,
Idan defendió su acción. “Esta publicación no es un aval del gobierno israelí,
y no significa que apoye o acepte sus políticas en el mundo árabe”, escribió en
árabe
. Terminó su comunicado con una extensa disculpa al mundo
árabe, dirigida a cualquiera que se hubiera llevado la impresión de que la foto
“menospreciaba la causa palestina” y enfatizando ya entonces su “llamada a la
paz”.
Mientras
el discurso de Idan resuena en la sociedad israelí y confirma la sabiduría con
la que opera el Estado judío, deja de lado a la lucha nacional de un pueblo, el
palestino, objeto de la violencia deliberada de Israel. Su discurso no menciona
al último ataque del primer ministro israelí en Gaza, en el que 130 palestinos
fueron asesinados mientras se manifestaban para exigir su derecho al retorno.
Faltan demasiadas cosas, las suficientes como para que los analistas cuestionen
la intención de la visita de Idan y si sus llamadas a la paz no son más que
otra estrategia de las relaciones públicas de Israel. La reinvención de la
imagen de Idan de modelo a embajadora cultural ignora a la clase de activistas
de Palestina y su lucha contra el Estado de apartheid israelí. Con razón,
consideran a Idan como una falsa profeta de la paz y la coexistencia.