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Un candidato entre rejas en Turquía

Lluis
Miquel Hurtado, El Mundo, 21 jun. 2018

A falta
de cuatro días para las presidenciales, el político kurdo Selahettin Demirtas
hace campaña desde la cárcel, donde lleva 20 meses sometido a un régimen de
semi aislamiento
Los
simpatizantes de Selahettin Demirtas, con caretas con su cara durante un acto
de campaña en Ankara. ADEM ALTANAFP

En una de
las campañas más prolíficas en mítines uno de los candidatos sólo puede
dirigirse a los votantes desde su celda. Confinado provisionalmente por cargos
de terrorismo en la prisión de Edirne, en el extremo occidental de Turquía, el
abogado kurdo Selahattin
Demirtas
, aspirante a Presidente por el izquierdista Partido
Democrático de los Pueblos (HDP)
, trata de lograr que su llamada a
las urnas atraviese los barrotes y la densa atmósfera judicial, política y
mediática hostil a su formación.

El
domingo pasado, Demirtas, de 45 años, gozó de la única comparecencia televisiva
que las autoridades le han permitido. La cadena pública TRT emitió un discurso
grabado en la cárcel. No se le permitió desplazarse a los estudios. Ataviado
con un traje oscuro y una corbata del color morado de su formación, sentenció
frente a cámara: “Si el acoso y la ilegalidad se limitasen a mí no
necesitaría mencionarlos. Pero véis y vivís este tipo de acoso e ilegalidad
todos los días. También sois víctimas de esta persecución”.
De 59
diputados que obtuvo el HDP en las últimas legislativas, sus dos colíderes,
Demirtas y Figen
Yüksedag
, y dos parlamentarios más están encarcelados. Una más pasó
por prisión, dos aparte fueron despojados de su cargo y otros dos se fugaron al
extranjero. Si, como denuncia el HDP, el Gobierno islamonacionalista de Recep Tayyip
Erdogan
usó la Judicatura para borrarlos de la arena política, los
últimos sondeos dan a entender que el plan no ha surtido efecto.
Buena
parte de las aspiraciones de victoria del gobernante AKP pasan por que el
partido de Demirtas, autonomista, ecologista y favorable a negociar el fin del
conflicto kurdo no supere el umbral del 10% de voto requerido para entrar en el
Parlamento. De no hacerlo, Erdogan y los suyos se beneficiarían de una
bonificación de diputados. De hacerlo, y las encuestas se inclinan por esta
posibilidad, el AKP podría perder la mayoría parlamentaria frente a la
Coalición Nacional, la alianza opositora que ha unido a ideologías dispares
contra Erdogan.
“El
HDP es la clave en estas elecciones. Es crucial tanto para el futuro de Erdogan
como para la oposición”, asegura Fuat Keyman, politólogo del Centro de
Política de Estambul, de la Universidad de Sabanci. Asimismo, aunque descartada
su victoria en las presidenciales, una llamada de Demirtas a sus bases – y la
inhibición, al menos temporal, de algunos de los tics nacionalistas de parte de
la oposición – puede ser crucial para que el candidato opositor venza a Erdogan
en una hipotética segunda vuelta.
Tal es el
poder movilizador y el magnetismo del candidato de Palu (su ciudad natal),
quien, antes de su cautividad, conseguía que en un mismo mitin las abuelas se
deshacieran en carantoñas y que chavales ‘borroka’ encapuchados se descubrieran
para besarle las mejillas. No hace tanto se le apodaba ‘el Obama kurdo’, por su
carisma discursivo – equiparado al del mismo presidente – y por su gusto por la
pintura, la música y la poesía, artes que practica con pericia en sus largas
horas de soledad.
Más allá
de los cuatro muros
¿Cuál ha
sido el secreto para que las aspiraciones de Selahattin Demirtas y del HDP no
hayan languidecido entre rejas? Las redes sociales, un partido sin fisuras y un
equipo de abogados entregado. “Nos reunimos con él dos o tres veces al día
en prisión. Le informamos de qué ocurre en Turquía y en el mundo”, explica
a EL MUNDO Bayram Aslan, uno de los letrados del candidato, que actúa de puente
con el equipo de campaña del HDP: “De esta forma, su voz resuena más allá
de los cuatro muros”.
Según
describe el abogado, Demirtas lleva veinte meses sometido a un régimen de semi
aislamiento, que el Constitucional ha rechazado finalizar para permitirle hacer
campaña en la calle. “Está encerrado junto a su amigo y diputado Abdullah
Zeydan, pero aparte de él no puede contactar con otros arrestados o
convictos”, dice. “Tampoco puede ver a ningún pariente que no sea de
primer grado, una hora a la semana sin supervisión”. Un régimen que,
asegura Aslan, no ha minado al candidato: “Psicológicamente es muy fuerte.
Está constantemente dando ánimos”.
Esta
personalidad se reflejó en el único mitin que ha podido ofrecer Demirtas,
convertido por el HDP en un anuncio que circuló raudo por las redes sociales.
En él, Basak Demirtas reúne en casa a la familia de su esposo, quien aprovecha
los diez minutos semanales de teléfono de que dispone para hablar a los turcos
a través del aparato: “Están intentando crear una sociedad basada en el
miedo y gobernada por el miedo”, declara. Los diez minutos de la siguiente
semana los usó para cantar él mismo el himno de la campaña.
Aun
habiendo podido arrancar unos minutos de televisión, Demirtas han estado
mayormente ausente en los medios de comunicación, lo que ha generado críticas
de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE, por sus
siglas en inglés). Por contra, Erdogan ha arremetido duramente contra él en sus
mítines. Lo ha acusado de “terrorista” por la muerte de docenas de
personas en octubre de 2014, tras una llamada suya a manifestarse en las
calles. El candidato se enfrenta a más de 140 años de cárcel por una ristra de
acusaciones como “líder de grupo armado” o “propaganda
terrorista”.
El HDP y
Demirtas han compensado estas barreras extendiéndose por las redes sociales –
no en vano, la mayor parte de los votantes noveles se decanta por este partido
– y despertando una rara simpatía entre opositores, incluidos los de ideología
totalmente opuesta, que, al menos por unos días, han aparcado las acusaciones a
algunos miembros del HDP de simpatizar, e incluso congeniar, con el PKK, grupo
terrorista según Turquía y la UE. Así lo
manifestó a este periodista un individuo que prefirió no revelar su nombre,
tras reconocer que, hasta el año pasado, apoyaba al ultranacionalista MHP:
“Soy turco y nacionalista, pero en esta campaña voy a votar por el HDP. La
represión que está sufriendo Demirtas es injusta”.