General

ONU lucha contra desigualdad estructural de género

Por Thalif
Deen, IPS, 15 jun 2018

Thalif
Deen entrevista a PURNA SEN, coordinadora ejecutiva y portavoz para Acoso
Sexual y Otras Formas de Discriminación de la ONU.
Purna Sen
es la nueva coordinadora ejecutiva y portavoz para Acoso Sexual y Otras
Formas de Discriminación. Crédito: ONU.

NACIONES
UNIDAS – La nueva coordinadora
ejecutiva y portavoz para Acoso Sexual y Otras Formas de Discriminación de la
ONU, Purna Sen, aprovechará la campaña del secretario general para “encontrar
soluciones duraderas y frenar, prevenir y responder al acoso sexual tanto
dentro como fuera de la Organización de las Naciones Unidas”.

En el
marco de la política de tolerancia cero contra la explotación y el abuso sexual
en el sistema de la ONU, lanzada por el secretario general, ONU Mujeres designó
el 11 de abril a Sen para buscar revertir la situación.
La
decisión del secretario general, António Guterres, obedeció a las crecientes
denuncias dentro del foro mundial.
En 2015,
ONU Mujeres, creada cinco años antes para empoderar a la población femenina,
recibió una denuncia de acoso sexual de parte de un contratista, la que se
confirmó y llevó a la agencia a concluir de inmediato el contrato vigente,
indicó Sen.
En 2016
hubo dos denuncias que no se confirmaron y, en 2017, hubo otra por mala
conducta sexual de una funcionaria de ONU Mujeres, que todavía está en etapa de
investigación.
Sen
comenzó su trabajo con dos llamados: primero, pidió a las mujeres que
compartieran sus experiencias de agresión y acoso sexual y, segundo, pidió
ejemplos de buenas prácticas, políticas y leyes para hacer frente al problema,
que se pueden enviar por correo electrónico: end.sexualharassment@unwomen.org
“ONU
Mujeres se creó para proteger y promover los derechos de las mujeres. Tenemos
un papel único al encabezar la acción para establecer responsabilidades”,
señaló la directora ejecutiva Phumzile Mlambo-Ngcuka al nombrar a Sen.
“Eso
significa tolerancia cero a la violencia y al acoso, y acciones para garantizar
el apoyo a las víctimas. Actualmente, hay normas culturales y prácticas que
habilitan el acoso y penalizan a las víctimas. Eso tiene que cambiar”,
sentenció.
IPS:
¿Cuál es su respuesta a las acusaciones de altos funcionarios que denuncian que
el personal femenino subalterno se les tiran encima a sus jefes como forma de
promover sus carreras?
PURNA
SEN:
Decodifiquemos esa información. ¿Se aduce que las mujeres ofrecen favores
sexuales a cambio de empleo o promociones? Si es así, hay respuestas claras.
Ensuciar
el profesionalismo, las capacidades y la contratación con cuestiones de
comportamiento sexual es inapropiado y no es defendible.
Eso es
así, ya sean altos cargos con poder (la mayoría hombres) o personal joven, por
lo general mujeres, jóvenes y personal local. Favores sexuales a cambio de
promover una carrera es, por supuesto, inaceptable.
Esa
posibilidad o práctica no debe distraer de la grave y generalizada
discriminación de género estructural en función del sexo que se manifiesta en
el acoso sexual, abuso, agresión o represalia por las acusaciones.
Esos
hombres en altos cargos que hacen esas acusaciones, sin duda, tuvieron la
oportunidad de usar sus puestos para plantear el asunto a lo largo de sus
carreras. ¿Lo hicieron? ¿O lo plantean ahora que las mujeres reclaman
responsabilizar a los abusadores?
Tratar al
acoso sexual como incidentes aislados o como actos incomprensibles de personas
(como sugiere la formulación de la pregunta) es problemático.
Lleva a
la ofuscación o a la negación de la base estructural y sistémica de las
desiguales en las estructuras de poder, en las que hombres poderosos
(predominantemente) concentran la autoridad y el control sobre el personal más
joven (probablemente más mujeres y locales) de forma tal que pueden incidir en
sus carreras o experiencias de trabajo.
La
negación, la distracción y las excusas para la agresión y el acoso ilustran
culturas donde la seriedad y el daño del acoso no se reconocen ni se priorizan.
IPS: Una
resolución de la Asamblea General de la década de los años 70, reafirmada
posteriormente, llama a lograr la igualdad de género en el personal de la ONU,
en especial en los cargos de decisión.

¿Cómo se
ajusta ONU Mujeres a esa resolución? ¿Qué proporción tiene de hombres y
mujeres?
PS: ONU
Mujeres apoya los esfuerzos hacia la igualdad de género del secretario general
a través de su mandato único para liderar y coordinar el trabajo del sistema de
la ONU, así como promover la responsabilidad, que incluye monitorear
regularmente el avance en todo el sistema.
ONU
Mujeres también sirve de guía sustantiva en materia de igualdad de género y
otros asuntos relacionados para el sistema de la ONU, y de repositorio de
buenas prácticas, ofrece pautas y herramientas, y analiza las tendencias en la
ONU para identificar obstáculos y agentes de cambio y así  avanzar hacia
una representación equitativa.
Además,
ONU Mujeres respalda la colaboración y el intercambio de información entre
agencias, así como la construcción de capacidades a través de redes de género
en todo el sistema, que incluye Puntos Focales de Género, la Red Interagencial
sobre la Mujer y la Igualdad de Género (IANGWE) y el Plan de acción para todo
el sistema sobre la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres
(ONU-SWAP).
Otra
iniciativa importante de ONU Mujeres es la elaboración de las Pautas de
Ambientes Propicios, con recomendaciones y medidas prácticas para todo el
sistema para crear un ambiente laboral sin discriminación, acoso y abuso de la
autoridad, así como apoya a las mujeres en su desarrollo laboral mediante
políticas que contemplan la familia, el equilibrio entre vida personal y
laboral y programas de desarrollo profesional.
En este
momento, la razón de género es 71 por ciento de mujeres y 29 por ciento de
hombres.
IPS:
¿Cuál es su respuesta al argumento de que los puestos de trabajo en la ONU
deben ser para los más calificados y más competentes y no definirse en base al
género?
PS: El
problema con esa pregunta es que asume una contradicción entre ser “el más
calificado y el más competente”, por un lado, y la búsqueda de la equidad de
género, por otro. Es una premisa falsa. Asume que el objetivo de la equidad de
género es echar por la borda la capacidad y la buena calificación.
Detrás de
esa afirmación está la creencia (porque en general se designa a un gran número
de mujeres como medida de equidad) de que no pueden ser las más calificadas ni
las más competente.
Eso
refleja creencia asociada al género sobre la incompetencia esencial de las
mujeres, a diferencia de la innata capacidad de los hombres. Rechazo esa
suposición, y hay muchos ejemplos que lo respaldan.
En
definitiva, las mujeres pueden ser, y son, tanto competentes como calificadas.
Más pertinente es la pregunta, ¿por qué no se eligen a las mujeres competentes
y calificadas?
El mismo
supuesto de género que presupone que las mujeres no pueden ser ninguna de las
dos cosas es lo que frena que se reconozcan y se recompensen sus verdaderos
talentos, habilidades y capacidades. Las culturas de la desigualdad de género
son perniciosas y están vencidas desde hace tiempo.