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Los robots no saben ser mujeres

Fabrizio
Carmignani, The Conversation, junio 24, 2018

Las
investigaciones demuestran que las mujeres están mejor preparadas que los
hombres para resistir a la automatización en el trabajo e incluso pueden
beneficiarse de ella.
En
industrias obreras tradicionalmente masculinas como la minería, el tipo de
trabajos ofertados han cambiado por culpa de la automatización. www.shutterstock.com
Hay un
gran número de mujeres en las empresas que necesitan trabajadores con
habilidades sociales y empatía (como la enfermería, la enseñanza y la
asistencia social). En estos puestos sería bastante complicado reemplazar a un
trabajador humano por uno automatizado. En las economías avanzadas, las mujeres
tienen, de media
, mayor nivel educativo y de alfabetización digital,
lo que les proporciona una gran ventaja en el mercado laboral, que está
constantemente transformándose debido a la innovación tecnológica.
El miedo
de que algún día los robots puedan ocupar la mayoría de los puestos de trabajo
de los humanos no está justificado, como demuestran varios
estudios
. De hecho, el riesgo de la digitalización varía de manera
considerable según los puestos de trabajo, dependiendo de las tareas y
habilidades que haya que desarrollar y poseer.
Por ejemplo,
los trabajos para los que sea necesario el trabajo físico durante mucho tiempo
o en los que se usan las manos tienen mayor riesgo de digitalización que los
trabajos que implican estar presentes para enseñar algo a alguien. Algo
parecido ocurre con los trabajos en los que se requiere alfabetización y
resolución de problemas, ya que tendrán un riesgo menor que los trabajos que
requieren aritmética.
Las
economías del trabajo de las mujeres y la automatización
La
innovación tecnológica, de la que forma parte la automatización, cambia la
manera en que se organiza y se realiza el trabajo entre los diferentes sectores
de la economía.
Normalmente,
el proceso es el resultado de un cambio progresivo de un trabajo no cualificado
a un trabajo cualificado, siendo el primero cada vez más prescindible. Al mismo
tiempo, las tecnologías han propiciado nuevas posibilidades en lo que se
refiere a la flexibilidad laboral, a la formación a distancia y a la creación
de redes de contactos.
Como
resultado de esta transformación, algunas profesiones que tradicionalmente han
empleado más a mujeres (las oficinas y el sector servicios) han prosperado,
aumentando a su vez las oportunidades laborales para las mujeres.
Aunque la
automatización puede suponer una amenaza para otros sectores en los que hay
gran cantidad de trabajadoras (como las cadenas de montaje industriales o la
agricultura de mano de obra intensiva), históricamente,
el efecto de la innovación en estos sectores parece haber aumentado la
participación y la demanda de mujeres.
La
interacción entre la tecnología y el ser humano tiene un papel fundamental. Los
cambios en la estructura salarial (por ejemplo, mayor demanda y, por
consiguiente, mejores sueldos para el trabajo cualificado), unido a que las
mujeres cada vez están mejor preparadas y han modificado sus desempeños
familiares, hacen que su participación en el trabajo se traduzca en que todo
sea más fácil y atractivo para un mayor número de mujeres. Esto es lo que
ocurre en los países desarrollados.
Sobre
todo, los debates económicos ponen de manifiesto que, aunque algunos sectores
en los que trabajan muchas mujeres sean vulnerables a la digitalización, por lo
general, ellas corren menor riesgo que los hombres y pueden, de hecho,
beneficiarse incluso de un aumento de puestos de trabajo.
La
evidencia está en los datos
Calcular
el impacto de la automatización en los trabajos de la mujer no es tarea fácil,
ya que este hecho es difícil de separar del resto de factores que determinan su
participación. Así que, normalmente, las primeras
investigaciones
suelen depender de un análisis cualitativo de casos
concretos que se han estudiado.
Recientemente,
gracias a los avances en métodos de investigación y disponibilidad de datos, se
han podido obtener valoraciones que confirman los beneficios potenciales de la
automatización en cuanto a la participación de las mujeres y el empleo.
Lo que
hay que tener muy presente es que, normalmente, este tipo de investigaciones se
refieren a Estados Unidos y/o a un grupo relativamente pequeño de países
desarrollados (OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos).
Por
ejemplo, un estudio de
2016
señalaba el hecho de que el progreso tecnológico aplicado al
sector doméstico era una pieza clave para explicar la participación de las
mujeres casadas de Estados Unidos. No solo consistía en una mejora de los
electrodomésticos, sino en el hecho de que muchas mujeres ya no tenían que
quedarse en casa para criar a sus hijos. También se tuvo en cuenta la forma en
la que hacemos las tareas del hogar (por ejemplo, pedir comida o comprarla
congelada en oposición a estar horas cocinando).
Siguiendo
el mismo patrón, un estudio de
la OCDE
, también publicado en 2016, demuestra que, tras controlar
una serie de factores, el riesgo de que los trabajos se automaticen es inferior
para las mujeres que para los hombres.
Otra investigación
muy reciente compara el riesgo de digitalización de los trabajos entre ocho
economías avanzadas (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Rusia, Turquía,
Japón y Corea). Se sacan dos conclusiones principales.
La
primera, que las mujeres no corren tanto riesgo como los hombres sino, por lo
general, menos. La única excepción es Japón, donde el riesgo de la
digitalización para los hombres es menor que para las mujeres.
La
segunda, los puestos no cualificados siempre son los más vulnerables. Sin
embargo, en este tipo de empleos las mujeres tienen un riesgo menor que los
hombres (de nuevo igual que antes, Japón es la excepción, ya que el riesgo
entre hombres y mujeres en puestos poco cualificados es prácticamente el
mismo).
Esto se
debe a que, en las economías avanzadas, las mujeres consiguen trabajos que
requieren altos niveles de habilidades sociales y empatía (como en enfermería)
y son, por lo tanto, más resistentes a la automatización que otros empleos poco
cualificados como los operadores de maquinarias o los trabajadores de las
líneas de montaje.
Más que
destruir empleos, la automatización es una forma de cambiar los trabajos de una
forma que beneficia más a las mujeres que a los hombres. Esto no significa que
la automatización vaya a eliminar la desigualdad de género del mercado laboral.
Sin embargo, sí significa que las mujeres no tienen nada que envidiar a los
hombres ya que, probablemente, se beneficiarán más de la llegada de los robots
que ellos.