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Las ONG seguirán en el Mediterráneo tras el pulso de Italia: “Ante esta locura, lo que no podemos es permitir más muertes”

Icíar Gutiérrez,
El Diario, 12/06/2018

A pesar
de la incertidumbre generada tras el rechazo de Italia y Malta al buque
Aquarius, las organizaciones que salvan vidas en aguas
fronterizas aseguran que continuarán con sus misiones. “Nos han
disparado, nos han secuestrado, nos han amenazado, nos han retenido el barco.
¿Crees que nos vamos a detener porque Italia diga que cierra los
puertos?”, sostiene Óscar Camps, de Proactiva Open Arms. “Si Italia
se negase a abrirnos los puertos, las leyes están por encima de cualquier gesto
político”, dice Onio Reina, de Proemaid.
Un
bombero voluntario de la organización Maydayterraneo, navega en aguas del
Mediterráneo central frente a las costas libias, durante la búsqueda del
cadáver de una persona. Santi Donaire

Con
indignación, pendientes hasta el último minuto y, también, con
incertidumbre ante la posibilidad de que la decisión del ministro italiano
Matteo Salvini de cerrar los puertos al barco de rescate Aquarius siente
un precedente para las operaciones de rescate que les han permitido salvar
miles de vidas en el Mediterráneo. Así han vivido las ONG de rescate las
últimas horas después de que Italia y Malta hayan negado el desembarco de
más de 600 personas y las organizaciones que lo operan hayan decidido poner
rumbo a Valencia para atracar en puerto seguro. 

“Tememos
que esto sea un precedente. Es inaceptable que esta disputa se lleve a
cabo tomando como rehenes a personas en peligro. Italia está
actuando en contra de las leyes internacionales”, recalca en una
conversación con eldiario.es Ruben Neugebauer, portavoz de la ONG Sea
Watch. 
Este
lunes, mientras el Aquarius esperaba instrucciones, esta organización
alemana se encontraba navegando en aguas del Mediterráneo cuando
también se convirtió en blanco de los ataques del ultraderechista
Salvini. “Asociación alemana, barco holandés, Malta que no se mueve y
Francia les rechaza. Y a Europa que no le importa nada. Italia ha dejado
de inclinarse y obedecer. Esta vez dice ‘no”, dijo el ministro. Horas
después, Interior sí autorizó el desembarco de un barco de la guardia costera,
esta vez con bandera italiana, en el puerto siciliano de Catania con más de 900
personas rescatadas a bordo.
Las
declaraciones de Salvini contra las organizaciones que operan en el mar
son el último de un eslabón de una cadena de restricciones que comenzaron
hace más de un año y medio después de que se desatara lo que las ONG que salvan
vidas en el Mediterráneo consideran  una campaña
de criminalización
de su labor humanitaria. 
Las ONG se han
enfrentado desde entonces a acusaciones de “favorecer la inmigración
ilegal” que, antes de Salvini, vinieron desde la propia Agencia de
fronteras de la UE, Frontex. También, a investigaciones judiciales
en las que han resultado inmovilizados algunos de sus barcos, como el
caso de la nave de una ONG alemana, que permanece atracada en Italia, o el Open
Arms, de la española Proactiva Open Arms.
También
han visto su trabajo obstaculizado por  el
incremento de los ataques de los guardacostas libios,
que han ido
ganando peso en las operaciones en los últimos meses. Varias organizaciones como
Save the Children se vieron forzadas a retirarse el pasado verano por las
trabas del país vecino.
“Estamos
aquí como respuesta ante unas muertes que llevan produciéndose desde
hace años y para las que la UE no daba respuestas”, han reiterado una y
otra vez. La misma idea en la que, con un cierre de puertos sobre la mesa,
siguen insistiendo una vez más. La que les impulsa a continuar.  
“Las
leyes están por encima de los gestos políticos”
A Onio
Reina, presidente de la organización Proemaid, la emergencia del Aquarius le ha
pillado reparando el Aita Mari, el barco con el que pretenden volver al
Mediterráneo central este verano para salvar vidas. “Lo hemos vivido con
incertidumbre y con mucha tensión, porque sabemos cómo es llevar a personas a
bordo. Tenemos intención de comenzar nuestra misión en agosto y no sabemos si
poner nuestra base en Malta o en Italia”, resume al teléfono.
Por el
momento, en Proemaid siguen adelante con los preparativos y aseguran que no se
amedrentan ante la decisión de Salvini. “Lo que tenemos claro es que, ante
esta locura y mientras tengamos los medios, no podemos permitir que estas
personas mueran ahogadas o por deshidratación después de días a la deriva. Son
asesinatos, y el mar no debe ser un cementerio”, esgrime Reina.
“Si
Italia se negase a abrirnos los puertos, nuestra presencia debe ser para
defender los derechos humanos, las leyes están por encima de cualquier gesto
político. Luego ya tendrán que arreglar los problemas cuando lleguen a
tierra. Los gobiernos deben buscar una solución”, adelanta el
bombero. “No sé en qué puerto tendremos que desembarcar, pero tiene que
haber barco rescatando, porque lo que no podemos hacer es dejar a estas
personas esperando a que algún alma las recoja”.
“Italia
está jugando a un juego muy peligroso”
En la
misma línea se expresa Óscar Camps, cuya organización regresará la próxima
semana en la que será la primera misión de la embarcación Open Arms después de
que el pasado marzo quedara incautada por las autoridades en un puerto
italiano. “Italia está jugando a un juego muy peligroso. Que se esté
gestionando un buque con vidas a bordo como un barco de mercancía
es totalmente inhumano e inmoral, se hizo para corroborar un discurso y un
programa electoral. Y es indicativo de la desidia y de la dejadez de
los gobiernos europeos, en ese barco no solo viajan personas, están viajando
nuestros derechos”, afirma el director de Proactiva Open Arms. 
“Este
discurso de Salvini es propio de portero de discoteca: tú entras, tú no.
Incumple el derecho marítimo y los convenios internacionales, ¿en qué marco
legal vamos a trabajar ahora? Es una campaña mediática para hacer creer que
cumple con lo que ha prometido y es un acto irresponsable que supongo que
pagara con una denuncia. Él lo vende como una victoria, pero media Italia está
avergonzada”, sostiene Camps. 
El
director de la ONG catalana recuerda que a bordo de sus barcos de salvamento
también han vivido situaciones similares en los que Italia ha tardado en
asignarles un puerto para desembarcar. El pasado mayo, por ejemplo, uno de sus
buques de rescate estuvo durante más de 24 horas con más de cien personas
a bordo sin recibir indicaciones por parte de las autoridades de Roma, que
coordinan los rescates en el Mediterráneo.
“Para
nosotros no es nuevo, yo he tenido que ir a Italia mientras mi barco estaba en
aguas internacionales para pedirle al jefe de gabinete de Interior que nos
asignara un puerto. Ya lo hemos vivido, así que nos esperábamos cualquier
cosa, porque Italia estaba poniendo demasiadas dificultades”, explica
Camps.
Preguntado
por la cuestión de si permanecerán en el mar pese a la posibilidad de que se
repitan los últimos impedimentos del Gobierno italiano, el director de la
ONG es firme. “En aguas internacionales, [los libios] nos han
disparado, nos han secuestrado, nos han amenazado, nos han retenido el barco,
nos han acusado de ser un grupo criminal. ¿Crees que nos vamos a detener porque
Italia diga que cierra los puertos?”, pregunta.
“No
hacemos nada ilegal, ¿por qué nos vamos a ir? Nadie nos puede impedir navegar
en aguas internacionales y solo estamos para que la gente no muera. Y
nadie quiere que mueran”, remarca. “Nos marcharemos solo si la gente
deja de apoyarnos, porque esto es muy caro”, agrega.
Sea Watch,
por su parte, descarta la viabilidad de que su trabajo cambie y tengan que
verse empujados a desembarcar a partir de ahora en puertos como los españoles,
muy alejados de la zona de búsqueda y rescate más mortífera del mundo, la ruta
que une Libia e Italia. “Este viaje sería una carga innecesaria para las
personas rescatadas, que a menudo ya están en mal estado y por eso las normas
dicen que el tiempo en el mar tiene que ser el mínimo”, asevera 
Neugebauer. “Sería además bastante caro para una ONG como la nuestra y las
operaciones serían difíciles de mantener. Esto debilitaría muchísimo
el sistema de rescate en el Mediterráneo y pondría en peligro la vida de
las personas”, prosigue.
Todas las
organizaciones coinciden en una idea, la misma en la que llevan años
insistiendo: la pelota está en los despachos de los Gobiernos europeos.
“Es responsabilidad de los Estados europeos dar a una solución
política a esta crisis”, opina el responsable de Sea
Watch. “Las organizaciones entendemos que Italia ha recibido a un
volumen de personas muy grande y Europa no está cumpliendo con sus compromisos
de acoger. Si cada uno hiciéramos nuestros deberes, no estaríamos ahora mismo
en esta situación, con Italia cerrando puertos”, sentencia Reina.