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El avance de los derechos LGTBI se estanca

María R.
Sahuquillo, Yolanda Clemente, El Pais, 29 JUN 2018

En un
mundo cada vez más polarizado, los grupos ultraconservadores buscan frenar o
revertir las políticas de igualdad

Leyes
sobre orientación sexual en cada país

Hace ya
17 años que Helene Faasen y Anne Marie Thus hicieron historia. Vestidas de
blanco y con un ramillete de rosas amarillas se casaron en Ámsterdam. Holanda
acababa de aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo y Faasen y
Thus—que todavía siguen juntas y tienendos hijos— fueron una de las tres
primeras parejas en hacer efectivo ese derecho. A Holanda le siguieron otros y
desde entonces, son 25 los países que han legalizado el matrimonio igualitario.
El último, Alemania, el pasado octubre. Pero mientras, poco a poco
—y cada vez más lentamente—
, se engrosa el listado de países que han
legalizado las bodas homosexuales, las organizaciones de derechos de gais,
lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI+) alertan de que las
resistencias al avance social se han hecho fuertes en otros
.

Con la
llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, los movimientos ultraconservadores
han logrado revertir algunos de los logros conseguidos en Estados Unidos, por
ejemplo. Como la presencia de las personas trans en el Ejército o las
directrices que avalaban que las personas menores trans usaran las
instalaciones correspondientes a su identidad de género; como los baños,
explica Daniela Damiano, de Amnistía Internacional. Y algunos Estados, como
Alabama o Texas, han aprobado el uso de material escolar que hace hincapié en
que la “homosexualidad no es un estilo de vida aceptable”. Todo un panorama que
da alas además, alertan las organizaciones de derechos civiles, a los ataques
a las minorías sexuales y a los crímenes de odio
. Un grave problema,
por ejemplo, en América
Latina, donde el avance de los derechos LGTBI está siendo duramente contestado.
En
Europa, las organizaciones anti-derechos se están movilizando para tratar de
evitar el avance del matrimonio igualitario, un derecho
que los países de Europa central y del Este tienen aún pendiente. Y otro
síntoma de esa polarización que se vive es que mientras que el Gobierno checo
acaba de presentar una propuesta para legalizarlo, Rumania celebrará en los
próximos meses un referéndum —fruto de una iniciativa ciudadana impulsada por
los grupos ultraconservadores— para que la Constitución incluya explícitamente
que el matrimonio es solo la institución formada por “un hombre y una mujer”.
“Los
objetivos conseguidos en la última década están en riesgo. Y no solo eso,
incluso en los países líderes en derechos LGTBI estamos viendo que el avance se
ha estancado”, alerta Katrin Hugendubel, directora de Incidencia Política de la
rama europea de ILGA, una
organización paraguas de asociaciones LGTBI de todo el mundo
.
Una
pareja se besa durante la manifestación por el Orgullo gay en Managua, el 28 de
junio. AFP

Hugendubel
sostiene que el avance de los populismos y de ciertos nacionalismos están
perpetuando o incluso promoviendo la discriminación de las personas gais,
lesbianas, bisexuales o transexuales. Como en el
caso de Hungría
o Polonia, donde sus Gobiernos ultraconservadores
han adoptado discursos en apoyo de la llamada familia tradicional y contrarios a
cualquier otro tipo de realidad.
El
director ejecutivo de ILGA internacional, André du Plessis, sin embargo tiene
una lectura positiva de los avances y sostiene que aunque la situación en
muchos ámbitos y regiones es preocupante, se están produciendo algunos avances.
Y pone el acento, sobre todo, en los movimientos de lucha por los derechos
civiles, que también
se están movilizando para luchar por la igualdad.
Como Hugendubel
alerta de los ataques a las personas LGTBI. “Nuestras comunidades todavía
se utilizan todos los días como chivos expiatorios por parte de líderes que
apelan a los ‘valores tradicionales’ y buscan el apoyo de los sectores más
conservadores de su sociedad”, dice. “Las leyes que criminalizan y
fomentan la discriminación contra nuestras comunidades inevitablemente afectan
también las actitudes públicas hacia nosotros”, apunta Du Plessis.
Al menos
19 países —entre ellos Rusia, Lituania, Libia o Indonesia— disponen de las
llamadas leyes de moralidad o propaganda, con las que los Gobiernos tratan de
frenar la difusión de contenidos relacionados con los derechos LGTBI o incluso
con las propias personas homosexuales, lesbianas, bixexuales o transexuales
directamente. En Indonesia, por ejemplo, la radiotelevisión pública tiene
directrices de no emitir contenido o imágenes que muestren la diversidad sexual
y de género en varones.
La
homofobia y las leyes que la perpetúan siguen siendo una constante en gran
parte del mundo, según la última radiografía mundial de ILGA. En pleno siglo
XXI, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales en al
menos 72 países —la mayoría, de hombres; en 45 de ellos, también entre
mujeres—. Son el 37% de los Estados miembros de Naciones Unidas. En 12 de ellos
(o partes de su territorio) pueden llegar a pagarse incluso con la muerte; en
ocho de ellos, como Sudán o Yemen, se han registrado casos de aplicación de la
pena capital en los últimos tres años, según el análisis de ILGA.
Las
detenciones por mantener relaciones homosexuales no son extrañas en países como
Nigeria o Egipto. Sarah Hegazy, de 28 años, y Ahmed Alaa, de 21, cumplieron
cinco meses de cárcel en una cárcel egipcia después de haber sido detenidos en
un concierto por supuestamente agitar en un concierto una bandera del arco
iris, símbolo de los derechos LGTBI. En febrero fueron puestos en libertad bajo
fianza, según afirmó su abogado, Amr Mohamed a Reuters.
Y como
esta, alertan las organizaciones, se producen cada día otras gravísimas
violaciones de los derechos humanos que empañan cualquier otro avance, como que
la adopción conjunta en las parejas LGTBI o por parte de la segunda persona
progenitora se reconozca
ya en 28 países.