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Asia piensa cómo hacer frente al envejecimiento poblacional

Por Tharanga
Yakupitiyage, IPS, 21 jun 2018

La
estructura de las poblaciones ha cambiado mucho a lo largo de la historia, y la
tendencia actual es que cada vez hay menos niños y más adultos mayores.
Numerosos representantes asiáticos se reunieron para debatir sobre cómo crear
sociedades sostenibles.
Una mujer
de 70 años se ríe junto a su familia en una tienda de alimentos en Tachilek,
Myanmar (Birmania). Crédito: Kibae Park/UN Photo.

NACIONES
UNIDAS – En la capital mongola de Ulaanbaatar, 40 parlamentarios debatieron
sobre distintos asuntos como el envejecimiento y la natalidad, dos factores que
ponen en riesgo el futuro de muchos países asiáticos.

“Es un
paso esencial para mitigar el impacto del envejecimiento en los sistemas y las estructuras
sociales con el fin de lograr los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible)”,
destacó la directora del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en
Mongolia, Naomi Kitahara.
En 2030,
Asia podría concentrar a más de 60 por ciento de todas las personas mayores de
65 años, según estimaciones de la consultora Deloitte.
Según la
Comisión Económica y Social para Asia Pacífico, los países de la región tienen
la mayor población de adultos mayores, quienes representan 56 por ciento de los
habitantes de Asia Pacífico y 32 por ciento de la población mundial.
No solo
el número de adultos mayores aumenta como nunca antes, sino que se acelera.
En
Francia, la proporción de adultos mayores aumentó de siete por ciento a 20 por
ciento en 150 años, al igual que Japón, pero en 40 años.
Kitahara
mencionó el caso japonés como un ejemplo emblemático de estas dinámicas de
población y de sus consecuencias.
Según
datos de la Organización de las Naciones Unidas, la tasa de natalidad en Japón
era de 2,75 hijos por mujer en la década de los años 50, por encima del
promedio de 2,1 considerada óptima para asegurar la estabilidad poblacional.
Pero en
la actualidad, la natalidad se ubica en 1,44 nacimientos por mujer.
El
Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social concluyó
que de continuar esa tendencia, la población japonesa puede disminuir de los
actuales 126 millones de habitantes a 88 millones, en 2065, y a 51 millones, en
2115.
Con menos
niños y jóvenes se activa un círculo vicioso: menor población económicamente
activa y disminución del gasto, debilitamiento de la economía, que disuade a
las familias de tener hijos, lo que a su vez, tiene un impacto negativo en la
economía.
“Sin la
generación más joven, el sistema no se podrá mantener”, alertó el secretario
general de la Asociación para el Desarrollo de la Población de Asia, Osamu
Kusumoto, al ser consultado por IPS y subrayar la importancia de la natalidad.
“Para
lograr los ODS es fundamental comprender la transición de la natalidad. Es
necesario considerar políticas sociales adecuadas en la materia para mitigar
los cambios rápidos”, explicó Kusumoto.
“La
natalidad elevada y la extremadamente baja pueden perjudicar a la sociedad”,
apuntó.
A su vez,
como hay una esperanza de vida mayor, los adultos mayores representan
actualmente 27 por ciento de la población japonesa, muy por encima de 15 por
ciento, en Estados Unidos.
Eso
significa menos ingresos y más gasto para el gobierno, y cuando el número de
adultos mayores aumenta más rápido que la población económicamente activa, hay
menos fondos para pensiones y seguridad social, lo que perjudica a la economía.
El debate
parlamentario coincide con un momento de gran preocupación en muchos países
asiáticos, que podrían seguir la tendencia japonesa.
“La reunión
ofrece a los países la oportunidad de aprender de los desafíos actuales, así
como de los logros; así como compartir experiencias”, explicó Kitahara.
Y no es
ninguna coincidencia que la reunión ocurra en Mongolia.
Ese país,
al igual que muchos otros de Asia, mantuvo una natalidad estable de 3,1 y un
envejecimiento lento, con seis por ciento de adultos mayores. Eso se debió, en
gran parte, a su política demográfica, que permitió no solo el crecimiento de
la población, sino también de la economía.
Por
ejemplo, la nueva Ley de Desarrollo de la Juventud ayuda a los jóvenes en
cuestiones de economía, empleo, salud y educación a través del Fondo de
Desarrollo de la Juventud, que facilita el acceso a recursos económicos.
La nueva
política también llevó a la creación de centros para el desarrollo de los
jóvenes en todo el país, los que se concentran en el desarrollo de sus
capacidades, su resiliencia y la autonomía adulta.
Este país
de Asia Pacífico es uno de los pocos de la región con una ley especial para
ayudar a los jóvenes. Pero hace falta más, apuntó Kitahara.
“Para
alcanzar los ODS para 2030, Mongolia debe concentrarse en cuestiones sociales y
demográficas, así como disponer fondos para aspectos sociales y ambientales
vinculados al desarrollo sostenible”, precisó.
“Por
ejemplo, no hay suficientes recursos para cubrir las necesidades de
anticonceptivos modernos, y eso llevó a que haya más necesidades no satisfechas
en materia de planificación familiar y a reducir la prevalencia de
anticonceptivos”, añadió Kitahara.
Mongolia
fue uno de los nueve países que alcanzó la meta de reducir la mortalidad
materna, prevista en los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio, pero
el número de muertes se duplicó en 2016, en gran parte, por recortes presupuestales
y por la falta de anticonceptivos.
El papel
de los parlamentarios es fundamental, no solo para hacer leyes, sino para
asignar fondos y gestionar los recursos, asuntos debatidos en la reunión de
Ulaanbaatar.
Kitahara
también subrayó la necesidad de incluir la perspectiva de derechos humanos en
las políticas y programas de población para que las personas y las parejas
puedan elegir cuándo y cuántos hijos quieren tener.
Por su
parte, China considera abandonar la política de hijo único, que limita el tamaño
de las familias, con el fin de hacer frente al envejecimiento poblacional y a
la disminución de su población activa.
La
controvertida política incidió en su actual desequilibrio demográfico, y se
prevé que la cuarta parte de la población china tendrá más de 60 años en 2030.
Eso
generó también un desequilibrio de género con 30 millones de hombres más que de
mujeres.
Kitahara
subrayó la necesidad de ofrecer un acceso equitativo a la planificación
familiar, de acuerdo con los ODS.
“La
posibilidad de tener hijos por opción, y no por casualidad, transforma a las
comunidades, las vidas y los países al asegurar el respeto de los derechos de
las mujeres y las niñas, así como que tengan acceso a servicios e información
sobre salud sexual y reproductiva, lo que incluye anticonceptivos y
planificación familiar”, concluyó.
“Nadie
debe interferir en la vida de otros, pero una sociedad constructiva y sana es
fundamental para el futuro de cualquier sociedad”, coincidió Kusumoto.
La
reunión “Fortaleciendo la capacidad de los parlamentarios para el logro de los
ODS: Envejecimiento, natalidad y empoderamiento de jóvenes”, organizada por la
Asociación para el Desarrollo y la Población de Asia, contó con apoyo del UNFPA
y de la Federación Internacional de Planificación Familiar.
Los
países que participaron en la reunión del 12 y el 13 de este mes son Bután,
Bangladesh, China, India, Indonesia, Laos, Japón, Pakistán, Filipinas, Sri
Lanka, Tailandia y Vietnam.