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La ONU endurece la lucha contra los abusos de las fuerzas de paz

Por Thalif
Deen, IPS Noticias, 16 abril 2018

La
Organización de las Naciones Unidas (ONU), muy observada por denuncias de abuso
sexual y violaciones de derechos humanos contra sus fuerzas de paz, reafirma su
compromiso de garantizar el cumplimiento de “los más altos estándares de
conducta, capacidad e integridad”.
Efectivos
de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización
de las Naciones
Unidas en Malí patrullan la aldea de Bara, en el noreste del país,
uno de los
destinos más peligrosos. Crédito: Harandane Dicko/UN Photo.

NACIONES
UNIDAS – Y no hay excepciones a la regla, que se aplica a más de 100.000
funcionarios civiles, militares y policiales actualmente desplegados en 14
operaciones de mantenimiento de la paz y en 23 misiones políticas especiales en
el mundo.

“Los
estados miembro que proveen personal a las operaciones de paz de la ONU tienen
la responsabilidad de certificar que ninguno estuvo involucrado, por acción u
omisión, en violaciones al derecho humanitario internacional ni a los derechos
humanos, y no fueron repatriados por motivos disciplinarios estando en una
operación de la ONU”, explicó Nick Birnback, portavoz de las Fuerzas de Paz.
El último
caso investigado es el despliegue de 49 efectivos de Sri Lanka a la Fuerza
Interina en Líbano (Unifil, en inglés), quienes no pasaron por el proceso de
evaluación, esta vez a cargo de la Comisión de Derechos Humanos local, con sede
en Colombo.
El
Departamento de Operaciones de las Fuerzas de Paz (DOMP) solicitó que “el
gobierno srilankés priorice de inmediato la culminación de la investigación de
los 49 soldados ya desplegados a la Unifil”, indicó.
“Si
surgen motivos de preocupación por alguno de los 49 efectivos el DOMP puede
solicitar su repatriación y su reemplazo a expensas del gobierno”, precisó
Birnback.
“En el
caso de Sri Lanka, donde hay una preocupación específica por los derechos
humanos”, acotó, la ONU implementó medidas de evaluación adicionales en 2016
para ayudar a garantizar que el personal desplegado cumpla con los estándares
fijados.
Antes del
despliegue a la Unifil, la Misión Permanente de Sri Lanka en la ONU entregó
certificaciones de que el contingente no había estado involucrado en ninguna
violación.
“Pero en
febrero de 2018, nos enteramos de que la Comisión de Derechos Humanos de Sri
Lanka, la que el gobierno accedió a que se encargara de evaluar el cumplimiento
de los derechos humanos de todo el personal srilankés, no había completado la
evaluación cuando comenzó la rotación de la unidad de la Unifil”, explicó.
“La
Fuerza de Paz planteó esto de inmediato a las autoridades de Sri Lanka y se
interrumpió el despliegue”, acotó.
“Mientras,
pedimos al gobierno de Sri Lanka que formalizara los acuerdos para la
evaluación con la Comisión de Derechos Humanos de Sri Lanka”, indicó.
“El
cumplimiento de esos acuerdos se solicitará antes de que la ONU pueda recibir
nuevos despliegues o rotaciones de ese país. El gobierno coopera con esto”,
apuntó Birnback.
Según el
DOMP, la Carta de la ONU exige que todo el personal mantenga los más altos
estándares de integridad y de conducta.
Los
Estándares de Conducta se aplican a todas las categorías del personal
desplegado en las misiones de la ONU. Hay una estrategia de tres partes para
atender las conductas indebidas: prevención, cumplimiento de los estándares y
medidas correctivas.
En julio
de 2008, el Departamento de Apoyo a las Actividades en el Terreno lanzó el
Sistema de Seguimiento de Faltas, una base de datos mundial, de acceso
restringido y confidencial para procesar los malos comportamientos.
Los
Estándares de Conducta se basan en tres principios clave: los más altos
estándares de eficiencia, competencia e integridad; política de tolerancia cero
a la explotación y al abuso sexual y la responsabilización de los mandos y/o
las autoridades por no hacer cumplir los estándares de conducta, según DOMP.
Pero como
los abusos sexuales y las demandas por paternidad aumentan entre las fuerzas de
paz, la ONU colabora activamente con los países que aportan contingentes para
la recolección de muestras de ADN, un protocolo introducido en 2014.
El número
de denuncias por paternidad, o posible paternidad, aumentó de forma
significativa de 12, en 2013 y 2014, a 15, al año siguiente, 33, en 2016, y 56
el año pasado.
Las
denunciantes son víctimas de “abuso y explotación sexual”, según la ONU.
Entre el
1 de octubre y el 31 de diciembre de 2017, “recibimos 40 acusaciones de todas
las entidades y socios ejecutivos”, declaró a la prensa el portavoz de la ONU,
Stephane Dujarric, el 22 de febrero.
De las 40
denuncias, 15, que no son nuevas, son de las operaciones de mantenimiento de la
paz, y se cargaron,  a medida que llegaban, a la base de datos de Conducta
y Disciplina, un sitio público de Internet.
Las 25
restantes proceden de agencias, fondos y programas del foro mundial, e incluyen
ocho de socios ejecutivos.
De las 40
acusaciones, 13 se ingresaron en la categoría de abuso sexual, 24, en la de
explotación sexual, y tres, de naturaleza desconocida.
Esas
denuncias afectan a 54 víctimas, 30 mujeres, 16 menores de 18 años. Se
desconoce la edad de otras ocho. Además, 12 de las acusaciones se hicieron en
2017, siete, en 2016, tres, en 2015 o antes, y de 18 de ellas se desconoce la
fecha, detalló Dujarric.
En lo que
respecta al estatus de las 40 denuncias, dos fueron corroboradas en
investigaciones, 15 están en distintas etapas de la investigación, 18 están en
evaluación preliminar y dos se están revisando con información limitada por parte
de la entidad investigadora, añadió.
En la
actualidad, hay 14 operaciones de mantenimiento de la paz, siete de ellas en
África.
Más de
100.000 efectivos, militares y civiles proceden de 123 países, y los cinco
mayores contribuyentes son Etiopía, con 8.326 efectivos, India, con 7.471,
Pakistán, con 7.161, Bangladesh, con 6.772, y Ruanda, con 6.146.
El
presupuesto aprobado para las fuerzas de paz para el año fiscal que fue del 1
de julio de 2016 al 30 de junio de 2017, fue de 7.870 millones de dólares, ligeramente
menor que el año fiscal anterior.
“Es menos
de uno por ciento del gasto militar mundial, es dinero bien gastado”, declaró
el secretario general de la ONU, António Guterres.
“Es una
fracción del costo de permitir que los conflictos se propaguen y erosionen los
logros del desarrollo económico”, puntualizó.
“La
inversión se multiplica por el crecimiento económico y la prosperidad que
siguen a la estabilidad y seguridad que dejan las misiones de paz exitosas”,
añadió Guterres.
“Los
soldados de las misiones de paz de la ONU suelen carecer de equipamiento, estar
mal preparados y no estar listos; hay vacíos en el comando y en el control”,
explicó.
En una
reunión del Consejo de Seguridad, Guterres declaró: “Nuestras fuerzas de paz
son vulnerables y son blanco de ataques”.
El año
pasado, 59 efectivos de las fuerzas de paz perdieron la vida por ataques
intencionados, el mayor número que se haya registrado y un fuerte aumento con
respecto al año anterior, cuando murieron 34.