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La lista negra de la “misteriosa red Soros” en Hungría

María R.
Sahuquillo, El pa
ís, 13 abril 2018

Una
revista afín al Gobierno húngaro publica el nombre de 200 activistas,
periodistas o profesores que vincula al magnate, a quien Orbán considera
enemigo del Estado
Cartel
del partido del Gobierno hungaro que presenta un montaje de Soros con los
candidatos de la oposición. AP

Viktor
Orbán los ha llamado “mercenarios”; también “enemigos del Estado”. Ahora, una
revista afín al Gobierno húngaro ha publicado una lista de personas que
“pertenecen a la red de George Soros”, el magnate y filántropo
húngaro-estadounidense a quien el primer ministro de Hungría considera su
enemigo número uno
. Con nombres y apellidos, como en los tiempos más
oscuros, decenas activistas de derechos civiles, intelectuales o periodistas de
investigación han sido señalados por la publicación, Figyelo, en un artículo
titulado “Los hombres del especulador”. Un nuevo
ataque que ha activado
las alertas internacionales, que ya observaban
con atención a Hungría tras la amplia victoria del ultraconservador, eurófobo y
nacionalista Orbán el pasado domingo.
La lista
negra incluye unos 200 nombres que forman lo que denominan una “red misteriosa”
vinculada a Soros. Entre ellos hay algunos empleados de organizaciones como
Amnistía Internacional, Human Rights Watch o de Transparencia Internacional, la
organización que analiza la corrupción y el estado de las instituciones;
también activistas de entidades como el Comité Helsinki, que trabaja con
solicitantes de asilo. Además, la publicación también pone en la diana a
conferenciantes y miembros de la Universidad Centroeuropea de Budapest, un
prestigioso centro liberal financiado por Soros y cuya existencia está
amenazada por el Gobierno húngaro. Todos forman parte de entidades que reciben
fondos —en mayor o menor medida— de la fundación del magnate Soros, que
financia proyectos para promover la sociedad civil en todo el mundo.
El primer
ministro húngaro, que con su
gran triunfo iniciará su tercer mandato consecutivo
, ha basado su
campaña electoral en mensajes
contra la inmigración y contra Soros
, de quien asegura que busca
intervenir en la política interior húngara para debilitar al Gobierno. En
marzo, Orbán afirmó que el Ejecutivo conocía los nombres de más de 2.000
miembros de lo que llamó “Ejército de mercenarios de Soros pagados para
trabajar por derribar el Gobierno”. “Sabemos quién es esa gente, sabemos su
nombres y cómo y por qué están trabajando para transformar Hungría en un país
de inmigrantes”, afirmó en la radio pública.
Ahora, la
revista Figyelo, antes prestigiosa y respetada y ahora en manos de uno de los
aliados de Orbán, publica el listado de algunos de ellos. El Gobierno de Orbán
ha eludido comentar el tema y ha derivado todas las preguntas a la publicación,
que ha definido la reacción sobre el artículo como “ola de histeria”. El
listado, ha dicho también, “está lejos de estar completo” y afirmó que
añadiría a todos aquellos que quisieran aparecer y eliminaría a aquellos que lo
pidieran, “avergonzados por haber sido incluidos en el directorio Soros”.
La
Universidad Centroeuropea ha alertado de lo que supone la publicación de la
controvertida lista. “Es un intento flagrante de intimidación que es peligroso
para la libertad académica y, por tanto, para toda a vida académica húngara”,
ha dicho su rector, el canadiense Michael Ignatieff. No es la primera vez que
un medio pro-Gobierno publica un listado similar —en septiembre del año pasado
un medio digital dio el nombre de cinco periodistas de investigación “al
servicio de Soros”—, pero es el ataque más grave.
Algunas
organizaciones, como Transparencia Internacional, que también recibe fondos de
la Open Society Foundation de Soros (alrededor de un 13% de su presupuesto),
están estudiando iniciar acciones legales contra ataques como los que están
sufriendo. “La lista de hoy es otro intento de intimidar a las organizaciones
cívicas y a sus miembros y seguidores”, ha declarado indignado el director de
Amnistía Internacional en Hungría, Julian Ivan. Desde el Comité Helsinki
coinciden en que el listado y el artículo —que llega a consignar a cinco
personas ya fallecidas— pretende asustarles. “Continuaremos fuertemente
comprometidos con la defensa de los derechos humanos tanto tiempo como aquellas
personas en situaciones desesperadas busquen nuestra ayuda”, dice la
organización, que exige a la revista que se disculpe con quienes aparecen en el
listado antes de que sus nombres se usen con fines espurios.
La de jueves es una embestida más de
Orbán contra la sociedad civil,
sobre todo a las organizaciones que
reciben fondos extranjeros, a quienes pretende atenazar con una ley que podría
hacerlas desaparecer. La nueva norma, que el Gobierno impulsara en mayo, prevé
que estas entidades pagan una alta tasa, reciban permisos especiales de
Ministerio de Interior, se sometan a controles de Seguridad Nacional. También
prevé una serie de medidas para sus empleados, fundamentalmente a aquellos que
trabajen en temas migratorios, a quienes puede llegar a prohibirles acercarse a
la frontera. La ley le ha costado a Hungría un aviso de la Unión Europea, que
ha abierto contra el país un procedimiento de infracción. Aún así, parece que
Orbán la va a sacar adelante.
El jueves
se hizo público un informe de una Comisión del Parlamento Europeo que pide que
se aplique a Hungría otro procedimiento disciplinario en virtud del llamado
artículo siete, por su vulneración de los derechos fundamentales. “El imperio
Soros aumenta la presión sobre el pueblo húngaro”, contestó el ministro de
Exteriores húngaro, Peter Szijjarto.