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Japón en riesgo por crisis de fertilidad

Por Tharanga Yakupitiyage, IPSNoticias, 11 abr 2018

Desde
hace décadas se habla mucho sobre las consecuencias de la superpoblación y poco
sobre los riesgos de la baja fertilidad y el envejecimiento de la población,
fenómenos que comienzan a afectar a Japón.
En Japón,
el envejecimiento de la población requiere algo más que soluciones de corto
plazo. Crédito: IPS
NACIONES
UNIDAS – La preocupación por la fertilidad descendente en Asia llevó a que
muchas instituciones comenzaran a tomar medidas para evitar las posibles
consecuencias devastadoras, económicas y sociales.

La
Asociación Asiática para el Desarrollo de la Población (APDA), que oficia de
Secretaría de la Federación de Parlamentarios para la Población de Japón (JPFP)
y que se dedica a investigar y a estudiar todo lo relativo a la población en
países como Japón, en donde el trabajo al respecto ha sido limitado.
“El
aumento de la población ha sido la principal preocupación a escala mundial,
pero los riesgos de la baja fertilidad y la consiguiente disminución de la
población no se previeron hasta ahora”, observó Kei Takeuchi, presidente del
Comité de Investigación sobre Envejecimiento de APDA.
“Por lo
que es comprensible que no se hayan hecho investigaciones ni que el gobierno le
haya prestado atención”, acotó.
El joven,
el viejo y el inquieto
La baja
fertilidad no es un fenómeno nuevo, pero esa nación de Asia Pacífico ha visto
su población disminuir con rapidez en los últimos años.
Según la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), la fertilidad en Japón era de 2,75
hijos por mujer en la década de los años 50, muy por encima de los 2,1
considerados necesarios para mantener la estabilidad de la población.
En la
actualidad, la fertilidad en Japón se ubica en 1,44 hijos por mujer, lo que
hizo que la población disminuyera en un millón de habitantes en los últimos
cinco años.
El
Instituto Nacional de Investigación sobre Población y Seguridad Social concluyó
que de continuar la tendencia, la población de Japón disminuiría de 126
millones, en la actualidad, a 88 millones, en 2065, y a 51 millones, en 2115.
Con menos
niños y adultos jóvenes, comienza un círculo vicioso de disminución del gasto,
que debilita la economía y atenta contra la posibilidad de que las familias
tengan hijos, lo que a su vez, debilita la economía.
“Al
disminuir las personas de 18 años, es necesario reducir el número de
universidades, lo que reducirá el número de nuevos cargos académicos, y así las
oportunidades de formar investigadores, reduciendo la competitividad de Japón
en el concierto internacional”, explicó.
Al mismo
tiempo, como la esperanza de vida es mayor, los adultos mayores representan en
la actualidad 27 por ciento de la población de Japón, muy encima de 15 por
ciento, en Estados Unidos.
Eso
implica menos ingresos y mayor gasto para el gobierno, menos fondos para
pensiones y seguridad social y una economía más débil.
El
presidente de la APDA, Yasuo Fukuda, ex primer ministro japonés, señaló que la
disminución de la población no es mala en sí misma, sino la rapidez con que
ocurre.
“El
verdadero problema es que cuando la población disminuye de forma pronunciada,
el sistema social no se puede sostener y es incapaz de responder a los
problemas asociados a él, lo que dificulta que los jóvenes desarrollen visiones
concretas de su futuro”, explicó.
¿Están
bien los jóvenes?
Uno de
los factores que suelen considerarse responsables de la baja fertilidad es la
urbanización, según APDA, pues suelen ser más bajas que en entornos rurales.
Eso es
porque en las ciudades suele haber un mejor acceso a servicios, como educación
y empleo, pero también equidad de género, lo que incide en las decisiones que
toman las personas sobre si tener o no hijos.
Japón es
uno de los países más densamente poblados del mundo.
En 1950,
53 por ciento de la población vivía en las ciudades, en 2014, la proporción se
disparó a 93 por ciento.
Los
pueblos rurales desaparecen de forma acelerada porque los jóvenes emigran a las
ciudades, y los adultos mayores también emigran o se mueren. Los cerdos
salvajes avanzan sobre las áreas abandonadas.
Pero la
correlación entre urbanización y fertilidad todavía no está bien clara por los
diferentes contextos y los limitados datos disponibles.
Muchos
especialistas, de hecho, han señalado la falta de oportunidades para los
jóvenes en el país.
El
desempleo afecta a menos de tres por ciento de la población económicamente
activa, pero el aumento de la flexibilidad laboral puede llevar a muchos
hombres y mujeres jóvenes a no poder o no querer tener hijos.
Alrededor
de 40 por ciento de la fuerza laboral japonesa es “irregular” o tienen empleos
temporales o parciales con bajo salarios. Según el Ministerio de Trabajo, los
empleados irregulares ganan 53 por ciento menos que los que tienen empleos
estables.
Los
hombres, todavía considerados como el sostén familiar, podrían estar menos
dispuestos a considerar la posibilidad de casarse o de tener hijos porque no
pueden asumir el costo que implica.
Por otro
lado, la cultura japonesa de sobrecarga de trabajo podría impactar en la
fertilidad, pues los jóvenes no tendrían tiempo para la vida social o ni
siquiera para cubrir sus necesidades básicas de dormir y comer.
Esa
situación derivó en “karoshi”, la muerte por sobrecarga laboral en el país.
La
periodista Miwa Sado murió de un paro cardíaco, y los investigadores
concluyeron que había acumulado 159 horas de trabajo adicional en junio de
2013, un mes antes de su muerte.
En 2015,
la joven Matsuri Takahashi, de 24 años, se suicidó, y resultó que había
trabajado 100 horas extra en su empleo en el sector publicitario y apenas había
dormido en los últimos tiempos antes de su muerte.
Ambas
muertes se consideraron “karoshi”.
La falta
de datos al respecto, hizo que APDA subrayara la necesidad de promover
investigaciones para ayudar a crear e implementar políticas que garanticen el
desarrollo sostenible de una población estable y saludable.
El
gobierno de Shinzo Abe comenzó a trabajar en el asunto en los últimos años, y
se comprometió a elevar la fertilidad a 1,8 por ciento para 2025.
También
adoptó medidas para facilitar la crianza de los hijos, mediante educación
gratuita, ampliación del cuidado de la primera infancia y otorgando licencia
por paternidad.
Y los
gobiernos locales incluso crearon servicios de citas en todo el país.
Pero el
gobierno de Abe ha recibido críticas por no hacer lo suficiente para revertir
la situación, en particular en lo que respecta a una reforma laboral.
“Las
medidas contra la baja fertilidad, hacia una sociedad con igualdad de género y
un equilibrio entre la vida social y laboral son tres pilares importantes”,
subrayó Makoto Atoh, asesor de investigación del Comité de Investigación sobre
Envejecimiento de APDA.
El equipo
de APDA también consideró la necesidad de invertir y revitalizar las
comunidades y las áreas rurales.
“Esto es
una situación grave. Debemos comprender la situación de la baja fertilidad,
pero hay poca investigación al respecto”, se lamentó Takeuchi.
La APDA
planea realizar varias reuniones y otros eventos para crear conciencia y
ampliar la cobertura sobre el problema de la baja fertilidad.