General

ADN contra la violencia machista

Mar Centenera, El País, 17
ABR 2018

El Equipo
Argentino de Antropología Forense organiza en Buenos Aires el primer seminario
de investigación forense en feminicidios

Recreación
de un feminicidio durante el seminario organizado por el Equipo Argentino
de
Antropología Forense en Buenos Aires. Diego Paruelo

En un
galpón de Buenos Aires,
médicos forenses, criminalistas, jueces y fiscales están cubiertos de pies a
cabeza con trajes blancos protectores. Son una veintena de expertos de Argentina, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Honduras y Guatemala que analizan
tres escenarios del crimen. El primero recrea el caso más frecuente de
violencia machista: una mujer asesinada en su casa. En otro se investiga un
posible suicidio inducido de una mujer famosa con una relación violenta y
problemas recientes. El último incluye una maleta con restos óseos de una
mujer, desmembrados y con signos de violencia sexual. Es el tercer cuerpo
encontrado con características similares, lo que lleva a sospechar de una red
de trata. Los escenarios se inspiran en casos reales, pero son parte de la
clase práctica del Primer seminario de investigación forense en casos de
feminicidios en Latinoamérica, organizado por el Equipo
Argentino de Antropología Forense (EAAF)
.
Los
integrantes del EAAF supervisan el trabajo en equipo. “La intención no es
llegar a conclusiones definitivas”, aclara la experta forense Mariela
Fumagalli, una de las profesoras. “Lo que están haciendo es relevar los
indicios periféricos al cuerpo, después van a intervenir sobre el cuerpo para
preservarlo en la escena y transportar a la morgue para el proceso de
autopsia”, dice Fumagalli frente al maniquí tirado sobre unas maderas que
simulan las vías del tren.
Los
cadáveres de las víctimas de feminicidios hablan. Casi todos tienen lesiones,
golpes y cicatrices previas que revelan a los médicos forenses el infierno que
las mujeres atravesaron en vida. Investigar en sus historiales médicos,
entrevistar a los familiares y leer las denuncias policiales son otras piezas
para reconstruir estos crímenes y lograr que no queden impunes. El seminario,
organizado con el apoyo de la Cancillería y de la Embajada de los Países Bajos,
ofrece herramientas para mejorar las investigaciones y busca tejer redes
regionales para hacer frente a este problema que afecta a todo el continente.
Más de
7.000 mujeres fueron asesinadas en América Latina en 2016 por el hecho de ser
mujeres, de las que más del 70% corresponden a Brasil y México. El EAAF nació
en 1984 para identificar restos óseos de desaparecidos durante la dictadura,
pero en 2004 intervino por primera vez para esclarecer feminicidios. El estado
mexicano de Chihuahua los convocó para investigar los casos de muertes
violentas de mujeres que se amontonaban sin nombre en fosas comunes y en las
morgues de Ciudad Juárez.
Los
antropólogos forenses leyeron expedientes, hablaron con familiares y con
agentes forenses y judiciales. Después, tomaron muestras de ADN para hacer un
cruce masivo entre los perfiles genéticos de las familias de Ciudad Juárez que
tuvieran a una mujer desaparecida y los de los cuerpos. De un total de cerca de
80 restos, lograron identificar a 33.
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Morder la
lengua del asesino

Entre los
casos exitosos, la jefa de los forenses hondureños cita el de Ángela Rosa
Martínez Ávila, una empleada doméstica de 23 años que intentó repeler una
violación mordiendo a su agresor. El cadáver de Martínez Ávila fue localizado
en estado de descomposición y los forenses detectaron un fragmento de tejido en
su boca, que resultó ser de lengua. El análisis genético del mismo delató al
asesino. 
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Después
de esa experiencia pionera, el EAAF ha sido convocado por familiares e
instituciones muchas otras veces. “Los feminicidios no están afectando a
todos nivel regional”, advierte Mariana Alejandra Segura, la coordinadora
del seminario que concluye este viernes. Un problema común a todos los países
es la falta de coordinación. “El departamento de criminalística sólo se
ocupa de la escena de hallazgo, no dialoga con el Instituto de Medicina legal,
no participa en los análisis de las evidencias”, enumera Segura. El fiscal
se encuentra con muchos informes específicos, pero sin una mirada global ni con
perspectiva de género, detalla.
Cuerpos
reclamados a golpe de pistola
La
cultura machista, la corrupción institucional y la violencia son otros de los
obstáculos para investigar. En las zonas más remotas de Honduras es frecuente
que la familia se presente armada ante el fiscal a exigir el cuerpo, según la
directora de Medicina Forense del país centroamericano, Semma Julissa
Villanueva. “El familiar de repente es el esposo y es el mismo hechor,
pero va con una pistola, un machete y se lo entregan. Ese es un problema que
hace que haya impunidad, sobre todo en las zonas rurales”, cuenta
Villanueva, una de las participantes.
Nicaragua
incluyó el feminicidio como delito en 2012, pero la ley no ha sido suficiente
para frenarlos, asegura el juez especializado en violencia Harold Leal Elías.
En febrero, el país se conmocionó tras el hallazgo de
una niña de doce años en el fondo de un pozo, con las manos atadas con alambres
y signos de violación y machetazos en su cuerpo
. Leal Elías reclama
políticas de prevención y educativas que permitan “que la violencia sea
erradicada desde la niñez”, al eliminar la desigualdad existente entre
géneros.
Villanueva
cree que para evitar que los feminicidios queden impunes es vital actuar con
rapidez y llegar al cuerpo. “El cadáver grita lo que realmente ha
sucedido. Tiene indicios imborrables, aunque las escenas hayan sido manipuladas
o contaminadas”, destaca. Saber escuchar esa voz silenciada es el primer eslabón
para que se haga justicia.