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Empresas de joyería bajo presión por origen de sus gemas

Por Will Higginbotham, Inter PressService, 28 de febrero 2018

¿Usted
sabe de dónde viene el oro, el diamante y las otras piedras preciosas con que
se fabrican las joyas? No muchos consumidores consideran el costo humano de su
producción ni se preguntan de dónde vienen. Pero lo más sorprende es que
tampoco lo hacen muchas de las compañías más grandes del sector.
Mineros
artesanales trabajan en las minas aluviales de diamantes cerca de Koidu, en el
oriente de Sierra Leona. Los llamados “diamantes de sangre” ayudaron a
financiar guerras civiles en ese país y en Liberia. Crédito: Tommy
Trenchard/IPS.
 
La
organización de derechos humanos Humans Right Watch (HRW), con sede en Nueva
York, lanzó una campaña en las redes sociales para generar conciencia sobre
este asunto.
“Queremos
que la gente piense de dónde vienen las joyas”, explicó Jo Becker, directora de
la división Derechos de la Infancia de HRW, al ser consultada por IPS.
“Y lo que
es más importante, queremos que la gente le diga eso a las marcas”, subrayó.
“Queremos
que escriban, que tuiteen, que llamen a las grandes compañías para presionarlas
para que garanticen que su oro y sus diamantes no proceden de lugares donde se
cometen abusos de derechos humanos”, explicó.
La
campaña ya tiene un año, pero este mes, la organización lanzó en las redes
sociales la etiqueta #BehindTheBling (detrás del brillo de las joyas) para
reforzar su esfuerzo.
“Cuando
comenzamos la campaña, las grandes marcas de joyas nos dijeron que a los
consumidores no les interesaba el aprovisionamiento responsable. Queríamos
demostrarles que no era así”, explicó Becker.
Señalar y
denunciar
Cuando se
escribió este artículo, la etiqueta #BehindtheBling se había usado 20.000 veces
en Twitter desde el lanzamiento de la iniciativa, a principios de este mes.
Además,
se enviaron unas 6.000 cartas a las empresas de joyas reclamando la total
transparencia sobre sus prácticas de aprovisionamiento.
Fue fácil
conocer las compañías a las que apuntar porque HRW divulgó un análisis interno
sobre las prácticas de abastecimiento de las 13 compañías de joyas y marcas de
relojes más grandes.
La
organización comparó las prácticas para abastecerse de oro y diamante de cada una
y las clasificó según un criterio específico, que incluye esfuerzos para
evaluar y responder a los riesgos en materia de derechos humanos, crear la
trazabilidad e informar públicamente de las acciones de las empresas.
Los
resultados mostraron que algunas compañías tomaron acciones considerables para
atender los riesgos de violaciones de derechos humanos en la cadena de
suministro de oro y diamantes, pero otras no.
La
mayoría de las compañías estudiadas por HRW no tienen una total trazabilidad
del oro y el diamante que adquieren ni analizan la situación de los derechos
humanos, y muchas de ellas ni siquiera suministraron los nombres de sus
proveedores.
Claramente,
ninguna de las compañías se clasificó como “excelente”.
Solo
Tiffany y Compañía se consideró “fuerte” por tomar medidas significativas para
lograr un suministro responsable, mientras que Bulgari, Cartier, Pandora y
Signet, quedaron como “moderadas”, y otras cuatro lo hicieron en la categoría
de “débil o “muy débil”.”
Trabajo
esclavo
HRW
estima que hay millones de personas extrayendo oro u otras gemas a pequeña
escala y de forma artesanal. En muchos casos, los hombres, las mujeres y los
niños y niñas que trabajan en las minas son víctimas de violaciones de derechos
humanos.
“No les
pagan casi nada, están en condiciones horrendas, es común el trabajo infantil;
no tienen nada de glamoroso el oro ni el diamante extraído de esa forma”,
subrayó Becker.
Los
últimos datos de HRW muestran que hay más de un millón de menores trabajando en
la industria minera en el mundo, la mayoría en la extracción de oro y de
piedras preciosas.
Muchos de
los países sobre los que hay una extensa documentación sobre el trabajo
infantil se concentran en África occidental y central.
Por
ejemplo, en Sierra Leona, miles de niños y jóvenes extraen diamantes a cambio
de un lugar donde dormir, alimentos y herramientas de trabajo.
Hay
informes similares respecto de Costa de Marfil, donde los niños son víctimas de
organizaciones de tráfico y trata de personas y llevados a ese país desde el
vecino Burkina Faso para extraer oro de forma artesanal.
El
informe de HRW sobre su situación relata condiciones de vida similares a la
esclavitud.
Farai
Maguwu no tiene que leer sobre el abuso infantil en las minas de oro africanas.
Como director ejecutivo del Centro para la Gobernanza de Recursos Naturales, ha
sido testigo de los horrores que soportan muchos de esos menores.
Maguwu
relató a IPS “el creciente problema que es para Zimbabwe” que haya niños y
niñas trabajando en la minería artesanal en condiciones “mortales” y a menudo
dejando de estudiar para poder dedicarse totalmente a la extracción de piedras.
“Recuerdo
que en 2012 vi a tres jóvenes que regresaban de los campos de diamantes de
Marange. Me contaron que lavaban piedras cuando un túnel cedió y mató a sus
amigos”, relató.
“No son
raras esas historias y la imagen de aquellos muchachos me perseguirá mientras
viva”, acotó.
La
difícil situación del trabajo infantil en la minería no es solo un problema de
África.
Myanmar
(Birmania) recibió sanciones por poner a la venta rubíes y otras gemas tras
denuncias de que la industria minera local usaba menores víctimas de trata. Y
las denuncias de abuso no han cesado en ese país asiático.
HRW
también expresó su preocupación por las condiciones de trabajo en India, donde
se lleva a cabo la mayor parte del proceso de refinado de las gemas, como el
cortado y el pulido para fabricar joyas.
La
organización estima que miles de menores podrían estar trabajando en otras
etapas de la cadena de suministro y en pésimas condiciones laborales.
“Debemos
mirar toda la cadena de suministro y asegurarnos de que esté limpia;
necesitamos consumidores que le digan a las compañías que no es negociable”,
subrayó Becker, quien comentó que la campaña ya arrojó resultados positivos.
La
compañía alemana Christ acordó hace poco trabajar con HRW para garantizar una
adquisición responsable de materia prima.
“Les
dejamos claro a todos que seguiremos verificando y pidiéndoles que se hagan
cargo de su suministro. Los consumidores deben hacer lo mismo”, insistió.
Traducido
por Verónica Firme