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Mentiras y homofobia en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Andrés Exposito 17/02/2018
No solo procura una vergüenza nacional e internacional, sino que, y en manera más absurda y cómica, va a quedar España señalada por la homofobia como argumento, y en la misma línea, el engaño pueril y descarado de rellenar y mancillar el currículo, como idea para alcanzar todo objetivo deseado.

La jueza que representará a España en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no sólo falseó el currículo que envió a Estrasburgo para su posible elección, al indicar de manera descarada que había redactado la Ley de Igualdad de Zapatero, sino que abandera en todos sus comentarios, artículos, textos periodísticos, así como en sus libros, una tendencia de homofobia indecente y cruel.
¿Dónde se pierde el contexto humano? ¿Cómo se puede tomar en serio a las instituciones europeas, y se puede avanzar en ellas, cuando el único propósito sigue siendo alcanzar el poder a cualquier precio?
¿Cómo podemos aceptar, como ciudadanos, como seres humanos, en un contexto de igualdad, de libertad, de exigencia de nuestros derechos, todo dictado, ley o resolución sobre derechos humanos, de alguien que comenta que todo aquel que no construya y realice su comportamiento sexual de acuerdo a su sexo biológico, no desarrollará una conducta equilibrada y sana, sino que acabará desarrollando distinta patologías?
Volvemos, una vez más, a caernos del árbol, a pronunciar nuevamente la inoperancia de muchas instituciones, y la indecencia corrompida que hay en torno a ellas, y de cómo todo parece ser válido cuando el único objetivo es alcanzar una posición laboral, social y económicamente suculenta.
Si la Comunidad Europea pretende construir un contexto plausible y coherente que sea identificado e identificador de la gran mayoría de la ciudadanía, debe hacerlo en base a la creencia que las instituciones que la amparan y por las que se rigen, contengan una salubridad lo suficientemente transparente en ellas, y al tiempo, para acceder a ellas.


Por ello, en el caso de la jueza Elósegui, lo que queda es expulsarla, y no solo porque sus artículos, textos periodísticos y en sus libros queda evidenciada su tendencia a la homofobia, incoherente con el hecho de representar y regir el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, sino porque ha falseado en grave medida el currículo, requisito necesario para acceder a dicho puesto.