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La no violencia en Cheikh Ahmadou Bamba

15/11/2017 – Autor: Dídac P. Lagarriga
Su determinación, fuerza y convencimiento acogían en su centro la piedad y la belleza. Bismilahi arrahmán arrahim.

Creo que la vida es una oportunidad para aprender. Un aprendizaje constante. A diferencia de lo que actualmente creemos, el aprendizaje no es acumular datos e información, sino profundizar en el conocimiento. No se trata de nadar cada vez más lejos pero quedándonos en la superficie, sino de bucear cada vez más al fondo. Cuando en el Corán leemos que Dios puede hacernos crecer en conocimiento, significa que puede hacernos profundizar en él.
Serigne Touba, Cheikh Ahmadou Bamba, escribió en su poema Kun Katiman que buscar el conocimiento es incompatible con tres cosas: el lucro económico, dañar a los demás y lamentarse por las dificultades. Estos tres puntos son básicos y deben tenerse muy presentes.
El Corán nos insiste en tres aspectos: agradecer, reflexionar y arrepentirnos. Estos tres puntos nos llevan a la reverencia. ¿Reverencia de qué? Del tawhid, de la unidad intrínseca, de comprender la interrelación y la interdependencia, de que todo está vinculado. Los ritos como el salat, el ayuno… son vehículos, herramientas donde ejercitar el agradecimiento, la reflexión y el arrepentimiento.
Existe un tipo de islam muy agresivo porque se queda en la superfície, no profundiza y, por lo tanto, no busca el conocimiento. Si nos fijamos en los tres puntos que destaca Ckeikh Ahmadou Bamba, vemos que una parte de los musulmanes contemporáneos pretenden buscar el conocimiento o bien con una finalidad lucrativa, o bien perjudicando y dañando a los demás, o quejándose y lamentándose de las dificultades y obstáculos que encuentran, es decir, mostrando tres actitudes -a veces una de ellas, a veces dos o las tres a la vez- que, como señaló Serigne Touba, invalidan la búsqueda sincera y por tanto nos impiden acceder a un conocimiento válido.
Este tipo de islam, a mi parecer, se muestra fuertemente reislamizado en la forma, en la superficie (el rito, el vestido, las expresiones devotas…) pero desislamizado en su interior. Es un sometimiento a las apariencias, y es el que suele aparecer en los medios de comunicación. Pero este tipo de musulmanes que hacen aumentar la islamofobia y el recelo de los no musulmanes hacia el islam, no debemos tomarlo desde un punto de vista victimista. No debe haber lamento, pues Al·láh nos pone sus ayat, sus signos, para que agradezcamos, reflexionemos y nos arrepintamos y, de esta forma, podamos aumentar en conocimiento, en consciencia. En este sentido, la islamofobia es una oportunidad que nos ayuda a ser mejores musulmanes.
Hoy, que celebramos el Magal, debemos recordar el ejemplo de Serigne Touba Khadimu Rasul Cheikh Ahmadou Bamba, su determinación, fuerza y convencimiento en cuyo centro acogía la rahma, la piedad, y el ihsán, la belleza, la excelencia.
Por eso su yihad era una yihad sincera. Hoy en día se habla mucho de cultura de paz y de no violencia, y sin duda Cheikh Ahmadou Bamba es uno de sus máximos referentes, aunque por desgracia poco conocido en Occidente. Pero en su caso su cultura de paz no era una finalidad, sinó que estaba integrada perfectamente dentro de su din, del islam, de su ley moral y su modo de vida, una ley moral que es a la vez ley sagrada. ¿Y qué hay en el epicentro de esta ley sagrada? La misericordia, la compasión, la rahma. Nunca debemos olvidar lo que se dice Al·láh a sí mismo en el Corán: “Me he prescrito a mi mismo la misericordia” (6:12).
Serigne Touba fue un fiel ejemplo de esta autoprescripción de la misericordia, por eso su yihad no utilizó las armas contra los colonos, ya que entendió que el colonialismo francés no sólo quería apropiarse de sus tierras, también de sus mentes. Otras comunidades que no entendieron esta evidencia quizá fueron más agresivos en el combate externo, pero se dejaron colonizar el alma y una vez logradas las independencias se comportaron con los mismos parámetros coloniales.