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Se profundiza la dependencia latinoamericana de EE.UU.

15 Junio 2017


Ocho de los nueve cables submarinos que unen América del Sur con Europa pasan por EEUU. Algo muy grave porque, además, la ciudad brasileña Fortaleza está más cerca de la península Ibérica que de Miami. El noveno es un cable obsoleto y saturado, de modo que el 99% del tráfico de Internet desde Sudamérica es controlado desde Washington.
El dato fue proporcionado por la compañía española Eulalink cuando presentó el proyecto de cable submarino que comenzará a operar en 2018, uniendo Brasil con Sines (Portugal) y Madrid, sin pasar por Estados Unidos. El cable tendrá una gran capacidad, nada menos que 72 Tbps (terabits por segundo), siete veces más que la información que América Latina trasmite actualmente al resto del mundo.
Se trata de un pequeño e insuficiente paso, toda vez que la región presenta un panorama absurdo: un correo electrónico entre Santiago de Chile y Buenos Aires (dos ciudades separadas por 1.400 kilómetros), recorre más de 15.000 kilómetros, primero por el océano Pacífico para llegar a la costa de California, luego atraviesa EEUU hasta Miami y finalmente se hunde en el Atlántico hasta llegar a la capital argentina. En paralelo, la Subsecretaría de Telecomunicaciones de Chile (Subtel) y la compañía Huawei de China, firmaron un acuerdo de pre-factibilidad técnica para el desarrollo de una conexión directa entre Asia y Chile a través de un cable de fibra óptica que unirá China con el país andino a través del Océano Pacífico.