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Minerales de sangre: la UE actúa para cortar de raíz la financiación de grupos armados

14 Abril 2017

Los importadores tendrán que asegurarse de que sus minerales no vienen de zonas de conflicto, donde se relacionan con violaciones, explotación infantil y torturas

No solo los diamantes pueden estar “bañados” en sangre. También el móvil o el ordenador con el que está usted leyendo este artículo. O el automóvil que le ha cedido el paso en un semáforo esta mañana. Y, quizás, la alianza con la que conmemora su matrimonio. Minerales como el oro, el estaño, el tantalio y el tungsteno (también conocido como wolframio) se encuentran en productos que utilizamos en nuestro día a día. Su destino es Europa y, a menudo, su origen son zonas en conflicto, donde grupos armados se dedican a crear redes de extracción, emprender guerras por asegurarse el control de las minas y enriquecerse con el contrabando de estas materias.

Bruselas ha dado ahora un importante paso para cortar de raíz una actividad que resulta altamente lucrativa para estos grupos y que tiene un coste aún mayor en términos humanos: asesinatos, desplazados, violaciones, trabajo infantil, tortura. A principios de este mes, la Unión Europea adoptó unas nuevas normas que obligan a las empresas radicadas en suelo comunitario a ser “responsables” a la hora de abastecerse de estos minerales. Es decir, las compañías que se hagan con estos minerales y metales tendrán que asegurarse de que no provienen de manos que también aprietan gatillos o ejercen violencia.