General

Derrota de Wilders: Holanda frena el auge del populismo xenófobo en Europa

16 Marzo 2017

El primer ministro, Mark Rutte, gana las elecciones mientras el partido antimusulmán de Wilders crece (menos de lo esperado). La UE sale reforzada por el excelente resultado de D66 y Los Verdes

El ‘efecto dominó’ no se ha cumplido: después del Brexit y de la irrupción de Donald Trump en la Casa Blanca, Holanda ha decidido no tirar la siguiente pieza. Y lo ha hecho además con una muy elevada participación (82%) que demuestra que el destino de la Unión Europea no es ajeno a las inquietudes de los holandeses. Mientras el partido liberal del primer ministro, Mark Rutte, resultó ser el más votado ayer en las elecciones legislativas, con 33 escaños de los 150 que forman el Parlamento, la formación liderada por el populista xenófobo Geert Wilders consiguió 20 escaños, cuatro más que en 2012. Según los primeros resultados oficiales -con el 94,3% escrutado-, Llamada Democristiana (CDA) contaría con 19, en lugar de 13, y Demócratas 66 subiría su representación de 12 a 19 escaños. El Partido de la Libertad (PVV) avanza, pero “menos” de lo esperado, reconoció Wilders.
Rutte había advertido de que el pequeño país europeo, con apenas 13 millones de ciudadanos llamados a las urnas, podía no solamente decidir sobre el auge del populismo a nivel mundial, sino también reforzar un voto pro Unión Europea en tiempos de graves turbulencias en el proyecto comunitario. Lo tenía difícil: Wilders, aupado por sondeos que desde la crisis de los refugiados de 2015 le definían como la figura crucial del panorama político holandés, dominó la narrativa electoral con su decidido enfoque hacia la inmigración y el islam, hasta que llegó la ‘oportunidad turca’, protagonizada por otro populista, el presidente Recep Tayyip Erdogan.

Frente a la coalición de ambos demagogos, Rutte eligió una salida airosa que ha resultado determinante en el voto: aprovechar el guante de duelo lanzado por Erdogan para mostrarse ante los votantes como un estadista que no duda en utilizar de forma calculada una retórica fría pero respetuosa, a la par que mano dura si se tercia con el impetuoso mandatario euroasiático. Curiosamente, las arengas antieuropeas de Erdogan —ha llegado a calificar a Alemania y Holanda de “nazis” y “fascistas”— han podido reforzar decididamente el eje pro Unión Europea en las elecciones del país de las bicicletas: dos partidos muy ‘comunitarios’, el de los verdes y Demócratas 66, figuran entre los ganadores de la jornada electoral.