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Filipinas: Duterte debe poner fin a su “guerra contra las drogas”

2 Febrero 2016

Gener Rondina nunca tuvo una oportunidad. Cuando la policía filipina llegó a su casa de madrugada, intentó sacar un aparato de aire acondicionado de la pared y huir por la abertura. La policía lo esperaba al otro lado y le iluminó la cara con una linterna.

Aterrorizado, volvió a entrar, empezó a suplicar por su vida y se entregó para ser detenido. Su familia dijo que había intentado dejar el consumo y la venta a pequeña escala de drogas. “Me entregaré, me entregaré, señor”, dijo un testigo que gritó Rondina. La policía le ordenó que se arrodillara y que pusiera las manos sobre la cabeza. Rondina pidió a su familia que saliera de la habitación. Instantes después, sonaron disparos.

Rondina es una de las más de 7.000 personas que han muerto en la “guerra contra las drogas” de Filipinas en los últimos siete meses. Desde que el presidente Rodrigo Duterte llegó al poder, prometiendo mejorar las condiciones de vida de los pobres y limpiar las calles de delincuencia, ha incitado a la ciudadanía con su retórica homicida a tomarse la justicia por su mano y matar a cualquier presunto consumidor o vendedor de drogas.

La policía filipina declaró, como ha hecho en la inmensa mayoría de los casos que ha documentado Amnistía Internacional, que Rondina se resistió a la detención. Los testigos con los que hablamos contaron otra historia, la de un hombre desarmado y aterrorizado que sabía que estaba a punto de morir. Un testigo dijo que, después de matarlo, la policía lo sacó a rastras “como a un cerdo” y dejó el cadáver junto a una alcantarilla antes de cargarlo a un camión.

Cada día llegan a los depósitos de cadáveres de Filipinas familias en busca de los cadáveres abandonados de sus seres queridos. Las víctimas proceden, en su inmensa mayoría, de los sectores más pobres de la sociedad. No son poderosos narcotraficantes ni jefes de sindicatos de la droga, sino personas cuyos nombres incluyeron los cabecillas políticos locales en una “lista negra” por presuntamente consumir o vender drogas, sin importar la cantidad o desde cuándo.