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Un artista ‘enmienda’ los ánimos en la Franja de Gaza con belleza cotidiana

26 Noviembre 2016

Se trata de un joven fotógrafo palestino de 24 años que ha engalanado el campo de refugiados. El periodista gráfico Iz Zanún, de 24 años, ha dejado por un momento su labor dictada por la actualidad para colgar, con pinzas sobre cuerdas de tender la ropa, sus obras entre las estrechas callejuelas del campo de Shati, al oeste de la ciudad de Gaza

Foto: Archivo

Un joven fotógrafo palestino ha engalanado las grises paredes y muros del campo de refugiados de Shati, en la Franja de Gaza, para embellecer sus rincones y las vidas de sus niños y atraerlos al mismo tiempo al mundo de la cultura y el arte.

El periodista gráfico Iz Zanún, de 24 años, ha dejado por un momento su labor dictada por la actualidad para colgar, con pinzas sobre cuerdas de tender la ropa, sus obras entre las estrechas callejuelas del campo de Shati, al oeste de la ciudad de Gaza y uno de los más pobres de este enclave bajo bloqueo de Israel desde 2007.

Niños y adultos vienen de todas partes de la Franja para observar esta novedosa iniciativa y se arremolinan frente a las instantáneas de Zanún que decoran las agrestes paredes de cemento de las viviendas en este populoso lugar.

“Mi iniciativa surgió como un intento de llevar felicidad y alegría a los niños que sufren mucho en su dura existencia”, comenta el artista, que explica a los chicos cuándo tomó aquellas fotos y qué pretende reflejar con ellas.

A través de la belleza de lo cotidiano, el fotógrafo quiere “contribuir a inculcar la cultura del arte en la sociedad palestina y desarrollar el amor a lo hermoso de la vida en los corazones de nuestros pequeños”.

Son alrededor de 50 las fotografías que sustituyen a la ropa en las cuerdas, paisaje habitual en muchos campos, todas relacionadas con la belleza de la naturaleza y el amor.

Zanún explica que, entre sus pretensiones, aspira a mostrar un estereotipo diferente y una visión distinta de la vida en Gaza, alejada del que cree que tiene la opinión pública mundial, marcada por la pobreza y la violencia por las guerras y el bloqueo israelí.

Desde 2008, Gaza ha sido escenario de tres operaciones militares israelíes de envergadura, la más intensa en el verano de 2014.

La muestra es un intento de “enmendar los ánimos del pueblo atacado durante las guerras israelíes en Gaza”, sostiene Zanún, que ha seleccionado cuidadosamente sus fotos, fundamentalmente para mostrar aquellas en las que se ensalza la naturaleza en Gaza.

Así predominan las de la playa de la Franja, las de sus preciosos jardines y las que reflejan escenas costumbristas de los niños que aparecen retratados mientras juegan, nadan o estudian en la escuela.

Destaca la de una novia vestida de blanco caminando por uno de los callejones del campo de refugiados esperando a su novio que acude a buscarla.

Las estrechas vías de Shati en muchas ocasiones no superan el metro de ancho lo que hace muy difícil que dos personas, por ejemplo, puedan caminar holgadamente por ellas.

Otra de las instantáneas muestra a tres niños nadando y jugando en la playa de Gaza con una imponente puesta de sol, y en otra, dos adolescentes pescan en su bote en medio de un intenso mar azul.

Mohamed Kaskin, uno de los refugiados que vive en el campo, se muestra sorprendido y feliz de que una de las paredes de su residencia familiar acoja la muestra.

“La exposición presenta la cara bonita que no hemos visto en tantos años”, dijo Kaskin antes de añadir: “Realmente amamos la vida y queremos vivir en paz y estabilidad”.

Entretanto Nura, una niña de 12 años, mira las fotos desde una ventana de su cuarto y, al igual que su vecino Majoud, de 13, se muestra contenta de que su pared exterior luzca como una galería.

El campo de Shati se encuentra entre los ocho más poblados de Gaza, hogar de 1,9 millones de personas y donde los refugiados representan el 70 por ciento de la población.

Muchos niños tienen la oportunidad, al concluir el recorrido de la exhibición, de poder coger la cámara de Zanún y hacer algunas fotos, mientras el fotógrafo les enseña cómo emplear el aparato.

Su iniciativa ha sido impulsada por el Instituto Tamer para Educación Social, un centro cultural juvenil que presentó la exposición bajo el epígrafe de “El arte no está en venta”.

Dalia Abdul Rahman, coordinadora del Instituto, incidió en que su objetivo es difundir la cultura y el arte entre la población, principalmente entre los menores y aquellas personas que viven en áreas abandonadas y devastadas.

“El mensaje de nuestro proyecto es que hay tantas cosas bellas a nuestro alrededor que debemos mirarlas a fin de llenar nuestros ojos de belleza”, concluyó.

Fuente: Saud Abu Ramadán, Agencia EFE