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“Los europeos tendrían que ser conscientes de las consecuencias de su forma de vivir en los pueblos indígenas”

9 Agosto 2016

Tamara de Gracia Romero, encargada en Mugarik Gabe de la lucha de los pueblos indígenas de Guatemala, asegura que las empresas transnacionales someten a los pueblos indígenas a estados de excepción en sus propios territorios

Los pueblos indígenas viven bajo un estado de excepción. Los procesos de privatización de todo (el agua, la tierra, la vida…), las entregas de sus territorios por parte del Estado a las transnacionales y la represión ante la protesta de las comunidades, incluyendo asesinatos y encarcelación de autoridades tradicionales son su día a día. Tamara de Gracia Romero, representante de Mugarik Gabe y encargada de la lucha por los Derechos Humanos de los pueblos indígenas de Guatemala, describe en esta entrevista con eldiarionorte.es las penalidades que sufren estos pueblos y apena a los ciudadanos europeos a concienciarse de que su forma de vivir también les repercute.

¿Cuál es la situación de los pueblos indígenas del mundo actual?

El movimiento político de estos pueblos, fortalecido en las recientes décadas, y la persistencia de las luchas, les ha llevado de la resistencia a la implementación de sus alternativas al modelo dominante. De esta forma, entre otros, han introducido en la discusión la existencia y ejercicio necesario de los derechos colectivos, han planteado abiertamente el debate sobre la necesidad de nuevas articulaciones de los estados-nación hacia estados plurinacionales y han incluido nuevos paradigmas como alternativa al fallido sistema capitalista neo-liberal. Por otro lado, tras muchos años de reivindicaciones y resistencias, existe un gran avance en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, tanto en el plano internacional como en el nacional. En este momento, después de años de reivindicación, los pueblos indígenas se encuentran en el momento de ejercer sus derechos y en diferentes lugares cuentan con educación, salud, jurisprudencia propia así como modos propios de organización.

Se han conseguido el reconocimiento de sus identidades como sujetos de derechos colectivos y, entre estos, principalmente el derecho a ejercer la libre determinación, la propiedad colectiva del territorio y la participación política. Por otro lado, con el avance de las nuevas tecnologías, y la globalización de los problemas, pero también de las oportunidades, los pueblos se han fortalecido internamente.

Es importante resaltar el protagonismo de las mujeres indígenas y sus organizaciones en los procesos de cambio y hoy estas demandas propias que unen derechos individuales y colectivos incluyen además de las desigualdades étnicas, también las de género. Las mujeres indígenas han mostrado gran capacidad para conformar alianzas nacionales, regionales e internacionales, y de propuestas convirtiéndose en sujeto político diferenciado.

La parte negativa es que los pueblos indígenas se siguen enfrentando a graves violaciones de los derechos humanos. En el día a día se encuentran con la violencia y la brutalidad, la mayoría de las veces perpetrados contra personas indígenas que están defendiendo sus derechos y sus tierras, territorios y comunidades. La perpetuación de las políticas de asimilación, la marginación, el despojo de sus tierras, la expulsión forzada de sus territorios, la denegación de sus derechos a la tierra, los efectos del desarrollo en gran escala, los abusos de las fuerzas militares y los conflictos armados, la violencia contra las mujeres indígenas y el racismo sistémico son otros de los problemas. Y actualmente como consecuencia directa de la lucha que se está llevando a cabo por la defensa del territorio, la criminalización de las protestas y la encarcelación o asesinato de los líderes y lideresas indígenas.

Una persona como Rigoberta Menchú supo poner en el mapa la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, ¿qué queda de ello?¿Qué funciones cumple Mugarik Gabe para la causa?

Rigoberta tuvo su importancia en su momento ya que se visibilizó a través de su persona la lucha que muchos hombres y mujeres llevaban realizando durante años. En 1992 fue reconocida con el Premio Nobel de la Paz y su posición le permitió actuar como mediadora en el proceso de paz entre el Gobierno y la guerrilla en Guatemala y ser voz por la Defensa de los Derechos de los Pueblos. En cuanto a Mugarik Gabe, dentro de las limitaciones que tiene una organización de cooperación y solidaridad internacional como somos, no sé si cumplimos una función concreta, tenemos relación directa con el movimiento indígena de varios países de Abya Yala. Concretamente trabajamos denunciando las violaciones territoriales sufridas por los pueblos indígenas por parte de empresas transnacionales y estados y criminalización del movimiento indígena, visibilizando especialmente la situación de las mujeres indígenas en estos procesos. También acompañamos en las propuestas alternativas desde el paradigma del Buen Vivir, la construcción de estados plurinacionales, el derecho al desarrollo propio, el apoyo a procesos de descolonización. Partiendo de estos elementos nuestras estrategias incluyen imprescindiblemente la obligación y responsabilidad en el posicionamiento, la denuncia y defensa de los derechos de las mujeres y el abogar por la equidad de género, visibilizando la imposibilidad de la creación de sociedades más justas sin trabajar por la equidad de género.

¿Qué amenaza es la más preocupante a día de hoy para los pueblos aborígenes?

Sería difícil “elegir” una amenaza, sobre todo si hablamos de diferentes pueblos indígenas, pero en cuanto a las organizaciones con las que trabajamos en Mugarik Gabe, podríamos decir que una de las grandes preocupaciones son los procesos de privatización de todo (el agua, la tierra, la vida…), las entregas de los territorios indígenas por parte del Estado a las transnacionales y la represión ante la protesta de las comunidades, incluyendo asesinatos y encarcelación de autoridades tradicionales.

La defensa del medio ambiente es una de las mayores luchas que llevan a cabo los activistas indígenas a pesar de que su vida pueda estar en juego, siendo Centroamérica uno de los lugares con mayor número de asesinatos relacionados con ello. ¿Qué se puede hacer al respecto? ¿Cómo lo vive Guatemala?

Me encantaría responderte a esta pregunta con la fórmula mágica para que dejen de matar a compañeras y compañeros por defender los derechos, en este caso territoriales, que les corresponde. No sé si está en nuestra mano hacer algo al respecto, pero es imprescindible que haya ojos internacionales en los territorios ocupados, que ofrezcamos posibilidad de asilo a quien lo requiera, que acompañemos política y socialmente, pero también en algunos casos físicamente a las personas amenazadas para rebajar el grado de vulnerabilidad. Y paralelamente que denunciemos a las empresas causantes de forma directa o indirecta de estos asesinatos y de los estados de excepción en los que viven muchas comunidades, y conscientes de ello dejemos de consumir lo que nos ofrecen.

¿Qué alternativas se dan desde los pueblos indígenas?

Como paradigma principal está El Buen Vivir, este plantea una relación radicalmente diferente entre los seres humanos y de éstos con su entorno natural y social. Supone una concepción de vida que se distancia profundamente de parámetros como el individualismo a ultranza, la búsqueda permanente del beneficio propio y del lucro, el uso y abuso (explotación) de la naturaleza hasta su agotamiento, la mercantilización total de las esferas de la vida humana, etc. Dicho en pocas palabras, este paradigma plantea la ruptura conceptual y práctica con la noción de desarrollo occidental, donde el hecho de “competir” es casi la única lógica de relación humana y de producción económica, así como de hacer política. Colocará en cambio en lugar privilegiado las lógicas de la complementariedad y la reciprocidad entre las personas y de éstas con la naturaleza, regulando incluso los sistemas productivos, además de los sociales y políticos. Porque frente a la homogeneización de la vida que propugna e impone occidente y el capitalismo neoliberal el Buen Vivir parte también del principio de riqueza que aporta la diversidad, así como la valoración y respeto por los “otros”.

De esta forma, aun siendo una propuesta en construcción continua, ésta pasa por ser alternativa a la deriva productivista y desarrollista en tanto dirección única y por ser una oportunidad para construir colectivamente nuevas formas de vida. Las propuestas que se articulan ahora son recetas abiertas y en respeto a la diversidad, pero no como simples nuevas formas de vida en un plano exclusivamente filosófico, sino también como nuevas estructuras políticas (estados plurinacionales, diferentes autonomías, nueva institucionalidad…), económicas (economías cooperativas, comunitarias, públicas…) y sociales (no racistas, no discriminadoras, despatriarcalizadas…).

Además de lo anterior, el Buen Vivir también contempla cuestiones centrales como la gestión integral de los sistemas de vida. Esto a su vez implica, por ejemplo, el manejo responsable de los territorios y otros componentes de la naturaleza (agua, tierra, bosques y biodiversidad) armonizando las necesidades de la población y la conservación de la vida, de la diversidad biológica y el equilibrio armónico de todos los sistemas de vida.

Europa responsable

Las empresas transnacionales uscan sus propios beneficios, lo que plantea un problema para los pueblos de los que hablamos. ¿Qué puede hacer Europa para cambiar esto?

Europa como tal, o la Unión Europea como comunidad política lo que tendría que hacer es respetar los Derechos Humanos, tener y cumplir una legislación que los sobrepusiera sobre los beneficios económicos, legislar la actividad de la empresas multinacionales, aquí y allí, respetar los tratados internacionales y no permitir que las empresas europeas se beneficien de las normativas más laxas de Estados nación no europeos.

En cuanto a Europa como sociedad lo que tendríamos que hacer es estar informados, y ser conscientes de los efectos y consecuencias de nuestra forma de vivir. Hay organizaciones de defensa de Derechos Humanos, aquí y también en los países donde están ubicados estos pueblos, que ya están realizando una labor de incidencia en las instituciones, de denuncia, de mostrar alternativas.

Pero otra vía de acción es el cambio personal de forma de vida, el consumismo en el que estamos inmersos, el nivel de vida que llevamos, la cantidad de energía que utilizamos cada persona en occidente, que es mucho más que la necesaria para vivir, e incluso muchísimo más que la que utilizaban nuestras generaciones anteriores, tiene una consecuencia directa en la vida de otras personas, el efecto en los pueblos indígenas es directo con el despojo de territorios para instalar las empresa multinacionales que luego nos proveerán energía a Europa, pero lo podemos extender al sector textil con la explotación de personas, sobre todo mujeres y menores en las maquilas, al sector de las nuevas tecnologías, con los expolios para conseguir coltan en África y un largo y triste etcétera.

El sistema capitalista, en su fase actual neo-liberal, ha entregado con total impunidad la naturaleza al beneficio económico y un modelo basado en el crecimiento ilimitado y que plantea la madre tierra como mero recurso económico la clave es tener claro que priorizamos, y yo diría que nos iría bastante mejor con una sociedad que ponga la vida en el centro y el derechos de las personas y se base en una nueva forma de relación entre las personas con las naturaleza y las mujeres con los hombres, eliminando las estructuras actuales de poder y desigualdad.

¿Qué daños causan las industrias extractivas en América Central? ¿Cuáles afectan directamente a Guatemala?

Los proyectos extractivos y otros grandes proyectos de desarrollo en territorios indígenas constituyen una de las fuentes más importantes de abuso de los derechos de los pueblos indígenas en todo el mundo.

Como daños principales se da una pérdida del control indígena sobre sus tierras, territorios y recursos naturales, relacionado con esto el agotamiento y la contaminación de los recursos hídricos, que en una comunidad indígena es la base de la vida y afecta a la disponibilidad de agua para el consumo humano, el riego de tierras de cultivo, el pastoreo y la pesca tradicional.

Esta contaminación también influye directamente en la salud de las comunidades y la pérdida de los medios de vida tradicionales, que lleva a situaciones de inseguridad alimentaria y de malnutrición.

La cohesión social y las estructuras tradicionales de autoridad también se ven afectadas, la perdida de territorio favorece la emigración y la ruptura de la comunidad, y en el contexto de las actividades extractivas, se identifica una escalada de violencia por los gobiernos y las fuerzas de seguridad privadas contra dirigentes indígenas.

A esto se le une la destrucción de lugares de importancia cultural y espiritual de los pueblos indígenas.